Pocos son los cineastas mexicanos que han logrado hacer historia en los festivales mundiales. Uno de ellos es Michel Franco, quien ha llevado cuatro de sus cinco largometrajes a Cannes y conseguido que tres de ellos resulten premiados. Pero, ¿qué sucede cuando esos filmes se estrenan en México? No mucho. Este fin de semana abrió en nuestro país Las hijas de Abril, la cual obtuvo el premio "Una cierta mirada", en la pasada edición de Cannes. Un filme que busca retratar una problemática seria en nuestro país, como el embarazo adolescente, y que lo hace a manera de pretexto; sin embargo, se pierde con la historia de Abril, personaje interpretado magistralmente por la española Emma Suárez.
Narrativamente hablando, pareciera que resultó más jugosa la historia de la madre que quiere vivir forever young, que el conflicto por el que atraviesa una chica que se enfrenta a un embarazo a los 17 años. Ni hablar de la historia alrededor de la hermana que sufre un claro abandono de su mamá y serios problemas alimenticios. Ese personaje fue completamente desaprovechado. Y ojo, no estoy diciendo que no sea una película interesante, al contrario, lo es y mucho.
A pesar de que carece de musicalización, pues así es como Franco busca darles más realismo a sus filmes. Las Hijas de Abril va de menos a más, dejándote con una sensación de opresión en el pecho y que genera conversaciones, algo que yo disfruto mucho, pero me pregunto, qué hubiera logrado de haber profundizado más en las diferentes aristas de este polémico y actual tema. Y quizá por eso es que en Europa resulta tan atractivo el cine de Michel Franco, pues refleja una realidad de otro país que puede ser hasta novedosa o folclórica. Desafortunadamente, cuando el cine de Franco (Después de Lucía, Chronic) ha visto la luz en México, no ha logrado una empatía inmediata con la gente; quizá ante esta costumbre de ver esos temas frente a nuestras narices a diario.
El promedio del mexicano quiere correr a ver a Vin Diesel, volar por los aires en autos pimpeados o a Karla Souza conflictuándose por quién es el padre del bebé que concibió en una borrachera.
Y lo que le sucede a Michel Franco no es una novedad, simplemente es un cine que ya tienen una audiencia muy específica, como el de Amat Escalante o Carlos Reygadas, que han corrido con la misma suerte en nuestro país, a pesar de ser galardonados en Cannes.
Qué increíble sería ver que le haga justicia la revolución a Michel Franco, en México, y que más gente se acerque a su cine. Hoy que somos tan proactivos en las redes sociales con los temas sociales y políticos de nuestro país, ¿será que también estamos listos para ver un cine que nos confronte?
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