Hace aproximadamente un año, con el deseo de mirar de vez en cuando algo de los noticieros británicos de la BBC, una persona del mundo de la televisión me dijo que comprara el aparato llamado “Roku”, que era ‘mucho mejor que el Apple TV’ y que me permitiría ver otros canales noticiosos. Hice caso, pero siempre sospeché que algo estaba mal. El aparato lo compré en Best Buy pero tuvo que acudir un técnico para que instalara un software que me dio desconfianza. Al final sirvió de poco y mi deseo no se cumplió. El aparato sigue ahí y nunca lo usé.
Roku se puso de moda entre la gente que gusta ver televisión bajo demanda usando internet. Pero ha registrado y tiene retos crecientes. Sus directores Alex Dalesio, Steve Shannon y Mike Duin, que se encargan de ventas, comunicación y contenidos, han sido nombrados admitiendo que hay piratas cibernéticos que están aprovechando el atributo de este producto de ser una plataforma abierta, con lo que resulta muy fácil para alguien desarrollar una aplicación que viole derechos de autor, acceda a contenidos y envíe a un usuario —incluso por WhattsApp, sin siquiera conocerle— un código de activación que permite ver canales sin pagar los derechos.
El problema de la piratería en las aplicaciones para un aparato como Roku es que expone a los usuarios a riesgos más elevados, debido a que se recaban datos de tarjetas de crédito para procesar la venta de la aplicación, pero esos datos permanecen en la base del pirata que la creó, lo que eleva la probabilidad de que tenga la tentación de hacer mal uso o de la extorsión —si ya se dedica a la piratería, ¿por qué no habría de hacer otro negocio u otra actividad ilícita?—.
Roku es uno más de estos aparatos que promete mucho pero que ha abierto la puerta a que ciertos delincuentes ingresen en su sistema y pongan en riesgo a los usuarios. El aparato es sustancialmente un buen desarrollo, pero no queda claro para el usuario la legalidad de lo que está mirando. El tema preocupa fuertemente a la industria y a los creadores de contenidos, porque se sabe que hay más de 14 millones de usuarios tan solo en América del Norte.
El problema de todo está en las aplicaciones que tienen acceso y distribuyen contenido sin pagar. Piratería pura y llana, que ocurre dentro de Roku, aunque no por él. La empresa Cablevisión, de Televisa, inició acciones legales contra las aplicaciones piratas que usan Roku como plataforma. Un juez tomó el caso y decidió que se suspendiera la venta de los equipos, ante la imposibilidad (por el momento) de que Roku garantice que todo el contenido que se transmite utilizándole es legal.
¿Qué ocurrirá? Que Roku tendrá que tomar medidas para que las aplicaciones que se suban a su plataforma vendan cosas legales. Ya veremos. No es mucho pedir. El modelo de iTunes inició así.
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