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Las traiciones de Anaya (III y última)

OPINIÓN

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Gustavo Madero caminó como pavorreal por el PAN. Ricardo Anaya, su joven apuesta, de quien no se esperaba tanto, lucía como delfín entre tiburones en una sesión legislativa en cuyo periodo se discutirían reformas importantes: hacendaria, política y energética.   Se sentía Madero, jefe del PAN, como un padre orgulloso. Su único hijo varón se dedicó a otros asuntos y era comprensible que Anaya le despertara una ilusión el 31 de agosto de 2014, víspera de la entrega del informe de gobierno de Peña, que sería recibido por el propio Anaya.   “Ricardo es un liderazgo juvenil y un político brillante”, dijo un orgulloso Madero. El apodo de El Cerillo se apagó entonces y surgió uno nuevo: El joven maravilla. En el PAN, el calderonismo no se rendía fácil. Se reagrupó para intentar regresar al poder del partido. Ernesto Cordero y Juan Manuel Oliva, un efectivo operador, hicieron mancuerna para suceder a Madero. Pero éste no se dejó. Buscó la reelección y para sorprender a sus adversarios invitó a El joven maravilla a su fórmula como secretario general para el trienio 2014-2017. Vapulearon a los calderonistas.   Pronto surgió un escándalo: Alberto Villareal, el coordinador de los diputados y quien hizo vicecoordinador a Anaya, apareció bailando pegadito con una cabaretera en un video en una noche de parranda. Colaboradores de Villareal sostuvieron que El joven maravilla operó la salida del coordinador.   En septiembre de 2014, Madero pidió licencia para buscar una diputación, que calculaba iba a catapultarlo a la candidatura presidencial. A ojos cerrados dejó como interino a Anaya. Quienes trabajaron con Madero y se quedaron con El joven maravilla revelan que redoblaba esfuerzos, incluyendo fines de semana.   Su plan estaría en marcha: usó todos los spots del partido para promover su imagen mientras Madero esperaba a que los plazos del INE le permitieran volver al máximo cargo. Sonriente, pero negado a quitarse la corbata, Anaya apareció a todas horas en radio y tv: “¿A poco no?”, “¿Los corruptos a la cárcel?” Hasta que volvió Madero. Al recuperar su silla en gratificación nombró a su hijo político coordinador en la Cámara de Diputados.   Después de las elecciones de 2015 se abrió un proceso para renovar dirigencia. Madero apoyó a Anaya, con quien acordó que de ganar lo nombraría coordinador de la Cámara para luego Madero postularse a la candidatura presidencial del PAN. El joven maravilla, sin embargo, le cortó la cabeza al nombrar coordinador a Marko Cortés y promover su propia figura. Lleva 1.4 millones de spots que lo acercan a la presidencial.   Después del 4 de junio, la interpretación en el panismo, es que en la contienda de ese día Anaya buscó sacar de su camino a Margarita Zavala con la derrota de Josefina Vázquez Mota para incubar la idea de que una mujer no puede gobernar. Ese es el joven maravilla que avanza hacia Los Pinos.   CRUZADO. En un acto oficial le dieron la espalda a Osorio Chong los periodistas de Sinaloa. Exigen justicia por el asesinato de Javier Valdez, no cuentos chinos.   Columna anterior: Las traiciones de Anaya (parte II)