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Valeria y todo lo que está mal (II)

OPINIÓN

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Ya no es Valeria la única víctima de las condiciones extraordinarias de inseguridad que se viven en el Estado de México. Ahora lo es también su presunto verdugo, José Octavio Sánchez Razo. No se puede entender cómo el presunto responsable de un crimen que ha conmocionado a todo el país amanezca muerto en circunstancias muy sospechosas, en un área del penal Neza Bordo conocida como “centro de observación y clasificación” donde compartía una celda con 3 internos más. ¿Por qué si requería cuidado especial, dado lo mediático del caso, no se le aisló? Es común conocer que aquellos delincuentes ingresados a la cárcel por delitos similares a los presuntamente cometidos por Sánchez Razo están sujetos a que otros reos apliquen la ley del “ojo por ojo” y los sometan a cualquier clase de vejaciones. ¿Por qué no hay videovigilancia en un zona supuestamente especial del penal? Internos como el presunto asesino de Valeria deben estar bajo constante supervisión para protegerlos de otros convictos o de sí mismos. Aseguran que no había sido objeto de agresiones ni amenazas ¿para qué esperar a que sucediera algo? Ayer por la tarde y antes de dar más explicaciones, el secretario de gobierno del Edomex destituyó al director del penal y al jefe de seguridad “por instrucciones del señor gobernador”; no se ha anunciado si estarán bajo investigación ni tampoco acciones para prevenir hechos similares en el futuro. Lo de Valeria es un vivo reflejo del Estado de México. En “Acceso Libre” del miércoles abordamos apenas una parte de las omisiones que han ocasionado que el transporte público en esa entidad sea ahora sinónimo de asaltos, sangre y muerte. A una semana del secuestro de Valeria, no hay registro de una acción contundente. Las autoridades estatales se topan con una serie de intereses que les impide actuar contra grupos de transportistas a los que se les deben favores. La ciudadanía sigue expuesta. Ahora, el caso queda en el limbo. La ley marca el archivo del expediente por extracción de la acción penal derivada de la muerte del autor del acto. Urge que se agoten todas las líneas de investigación para que nadie quede impune. El crimen no debe perderse en el escepticismo. No lo merece Valeria ni ninguna otra víctima. Los padres, familiares, amigos de la niña y toda una comunidad esperan justicia. Y más seguridad a la hora de trasladarse en el transporte. Y tienen la esperanza de que pare ya la cadena de fallas de la autoridad. Porque a la luz de los hechos, ahora se percibe que a Valeria y a su asesino los mataron los errores del propio gobierno.   CONTRASEÑA: ¿Vas o no por el PRD? Le pregunto a Juan Zepeda ayer, al leer que le han insistido en ocupar la dirigencia nacional del partido. “No”, me responde. “Las decisiones hay que sostenerlas, porque si no pierdes credibilidad; la mía es muy firme y no va a variar”.   Columna anterior: Valeria y todo lo que está mal