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Se acabó la fiesta en el PRD

Las tribus deben bajarse de la nube a la que las subió Juan Zepeda, quien las hizo soñar que era el dios de Neza y apaciguador de pleitos

OPINIÓN

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El PRD debe dejar por un momento su discurso de hacer un frente amplio para sacar al PRI de Los Pinos el año entrante. Lo que le urge es llegar a un acuerdo sobre cómo va a sacar adelante su proceso interno para relevar a Alejandra Barrales en la presidencia nacional del partido, porque de sus propios procesos hemos escrito historias de canibalismo y mapacherías ni siquiera vistas en procesos electorales para elegir gobernantes que han terminado invalidados por la autoridad electoral debido a las trampas para vencer al adversario. La fiesta por el tercer lugar de su candidato Juan Zepeda en Edomex ya pasó. Ahora las tribus deben bajarse de la nube en que los subió el ex rockero, quien los hizo soñar que era el dios de Neza y apaciguador de pleitos que entraba a la sede del partido con aplausos de todos para guiarlos felices a la presidencial de 2018. De no ser parte de una estrategia para vender cara su figura ante la urgente necesidad de unificación en el PRD, Zepeda ya dijo: “no voy”. Los líderes de las tribus ahora afrontan su cruda realidad: el éxito que los caracteriza para madrearse entre sí y seguir la destrucción del sol azteca. Octavio Martínez, secretario de asuntos electorales del PRD, me dijo que tanto Barrales como Beatriz Mujica, secretaria general, han conversado con autoridades del INE para la interna que debería estar sustituyendo a Carlos Navarrete, si los grupos no hubieran acabado con él antes de tiempo, al igual que a Agustín Basave, quien sucedió a Navarrete y llegó con todo el deseo de poner orden, pero mejor sacó el pañuelo blanco y se fue. El trabajo del INE costaría 150 millones de pesos, pero no se ha tomado una decisión. La propia posibilidad ha confrontado a los grupos. No quiere Luis Sánchez, líder político de ADN y del propio Zepeda, que se gaste tanto dinero. Argumentó que queda poco tiempo porque el relevo debe darse antes del 5 de octubre. ¿Será que al final Zepeda acabará cediendo? ¿Que el NO, terminará siendo redituable para ganar más posiciones? Como sea, la primera diferencia después de las elecciones está abierta. Vladimir Villegas, de la corriente que apoya a Silvano Aureoles a la presidencial, está a favor de que intervenga el INE al igual que Guadalupe Acosta, ex Chucho y uno de los que mejor conoce al perredismo. “La sucesión presidencial no se puede encerrar en un asunto interno”. Alejandro Sánchez, de la corriente de Dolores Padierna, dice que no hay tiempo ni lana. El trabajo de la autoridad electoral requiere ser sometido a una discusión y votación del congreso nacional. El rechazo de Zepeda, su dios instantáneo, los regresó a su hábitat natural, el de antes del 4 de junio. No hay nombres oficiales para suceder a Barrales, pero en los pasillos del PRD suenan los nombre de Beatriz Mujica, de Los Chuchos que no quieren soltar el poder. También se oye el de Graco Ramírez. Otra vez huele a peligro en la sede nacional del sol azteca y aun así siguen hablando de un frente amplio nacional. Columna anterior: La derrota disfrazada de Ochoa