De manera insólita y faltando cinco años para el término de su mandato, el 01 de diciembre del 2016 el Dr. Agustín Carstens Carstens anunció que abandonaría la Gubernatura del Banco de México (Banxico) para julio del 2017 cuando se iría como Gerente del Banco de Pagos Internacionales, en Basilea, Suiza.
Pero a solicitud expresa de la Presidencia de la República la fecha de salida ha sido postergada a noviembre.
Tanto Enrique Peña Nieto como los seguidores radicales de la fracasada teoría neoliberal –por cierto, teoría desenmascarada en mayo pasado por el propio Banco Central de Alemania -- coinciden que el Gobernador de Banxico ha sido brillante por sus resultados y que la nación debería estar agradecida por sus servicios prestados.
En consideración a esos dichos, Agustín Carstens, acaba de decirle a un amplio grupo de empresarios que “me voy tranquilo de que voy a dejar la inflación encaminada hacia nuestro objetivo”.
En el Partido del Trabajo consideramos que en realidad se trata de otra mentira más de Agustín Carstens, de las muchas que usa y abusa en su justificación para aumentar las tasas de interés.
De las muchas mentiras que utiliza para devaluar el peso, restringir el crédito productivo, disminuir el poder adquisitivo del salario; todas ellas medidas que tan solo han generado desempleo real, más pobreza.
Y para muestra un botón. Son datos públicos y ahí están los resultados presentados por el Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática (Inegi) que en el 2012 determinó que eran 21.5 millones los mexicanos que ganaban menos de dos salarios mínimos.
Para el 2016 aumentaron a 24.5 millones de personas.
Mientras que los que ganaban más de tres salarios mínimos disminuyeron de 11.3 a 10 millones.
Ahí está la política antiinflacionaria de Agustín Carstens que tampoco logró su meta de una inflación anual de tres por ciento.
La verdad es que estamos ante un gobernador comparsa de las políticas de austeridad y más hambruna del sexenio actual.
Durante su gestión desde 2010 a la fecha, encareció el crédito, disminuyó la inversión y la liquidez de los hogares al aumentar las tasas de interés de 4.5 por ciento a 6.75 por ciento.
También promovió la devaluación al pasar el tipo de cambio de 12.38 pesos por dólar a 19.80 pesos por dólar y lo que es peor la inflación estuvo en 4.4 por ciento en el 2010 y ahora está en 5.82 por ciento.
A todo ello habría que agregar que el salario mínimo desde ese año a la fecha ha perdido nada menos que 27 por ciento de poder adquisitivo.
Es un descaro la afirmación de Carstens que se va tranquilo, a menos que su objetivo sea garantizar el empeoramiento de dichos resultados.
*Senador PT
Viernes 6 de Diciembre de 2024