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Macron y la duda ¿podrá gobernar?

Habría que recordar que Macron no tiene un partido propiamente dicho, y que su movimiento está por dar apenas el paso hacia la constitución como partido.

OPINIÓN

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Con todo y el suspiro de alivio que saludó el triunfo de Emmanuel Macron en las elecciones presidenciales francesas, queda ahora la sensación que esa fue la parte fácil y que ahora viene lo difícil, para Macron, para Francia y para Europa. Macron en cierta forma es el candidato independiente que todos los votantes sueñan. Y ganó parte por su optimismo, parte por su percibida independencia, parte porque sus principales competidores por el voto fueron desplazados por escándalos y problemas de otro tipo, y en resumen, porque era la única opción viable frente a Marine Le Pen y sus postulados de extrema derecha. Pero ahora deberá enfrentar la realidad y una pregunta clave: ¿podrá gobernar? De entrada habría que recordar que Macron no tiene un partido propiamente dicho, y que su movimiento En Marcha está por dar apenas el paso hacia la constitución como partido. Pero eso implica que En Marcha debe conquistar asientos en la Asamblea Nacional, de 577 miembros. Pero si en la elección del domingo fue favorecido por el hecho de ser el opositor de la ultraderechista Marine le Pen, en las legislativas, a realizarse en junio próximo, la situación será diferente y los electores tienen otras alternativas políticas. Eso complica el hecho de que En Marcha, como partido debutante, no tiene un historial electoral y tampoco el apoyo financiero del Estado, como los otros partidos. Luego está el hecho de que el Frente Nacional, el partido de derecha que, según Le Pen, podría cambiar de nombre, obtuvo 10.6 millones de votos y que esos fueron reflejan de hecho una apasionada y muy francesa preocupación por temas de seguridad y sociedad, en reacción al influjo de inmigrantes de origen musulmán. Algunos consideran, sin embargo, que en buena medida los partidarios de Le Pen son parte de una tendencia tradicional en Francia, de un nacionalismo de derecha duro, xenofóbico y antielitista. El problema es que ese grupo será tal vez la principal o al menos la mejor organizada oposición al gobierno de Macron. Está también que el abstencionismo fue considerable. En gran medida, y aunque Macron es considerado como proeuropeo, también debe responder a la opinión pública en su país, y si bien en su discurso de victoria ofreció defender a Francia y Europa, también hizo notar que hay divisiones que han llevado a algunos hacia los extremos. Pero al mismo tiempo, y esto tuvo un peso considerable, un 70 por ciento de los franceses rechaza la idea de abandonar la Unión Europea. La visión mas optimista es que la victoria de Macron consolida la tendencia antipopulista en Europa, pero la mas pesimista es que se benefició de la reacción contra Le Pen y ahora deberá gobernar sin tener un sólido respaldo político detrás. Columna anterior: Ganó Macron... ¿y ahora?