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En Puebla van por halconcitos; ¿Y los peces gordos?

Si se quiere acabar con el problema se deben sacar del congelador de la PGR todas las denuncias, las cuales implican a funcionarios de todos los niveles

OPINIÓN

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Parece una tarde normal de domingo. Señoras pasean a sus niños en el centro de Quecholac hasta que adolescentes en motocicletas que zumban como avispas rompen la tranquilidad. Unos se detienen para whatssapear al notar a extraños en el ojo del Triángulo Rojo, donde ocurre la mayor ordeña de gasolina en el país. Hace unas horas, el presidente Peña anunció el envío de soldados para atacar a chupaductos de la región dominada por Antonio Martínez, El Toñín, ex campesino de zanahorias que por el robo de gasolina ahora vive a cuerpo de rey, pero a salto de mata por distintas propiedades situadas en diversos puntos de Puebla. Mientras escribo esta historia en un café de Quecholac, a unos 35 kilómetros, una nube negra cubre Acajete, otro municipio del Triángulo, debido a la explosión de una toma clandestina a pesar de la advertencia gubernamental. A las 18 horas, sin embargo, todavía no se veía al ejército en el corazón de Quecholac, ni la policía estatal ni municipal. Ha sido así, sin nadie que vigile o en complicidad, como se ha vivido en el último sexenio. De ninguna otra forma las tomas clandestinas de Pemex habrían aumentado de 49 a casi mil 700. El dato podría ser atractivo para récord Guinness si se dice así: más de 3,000 %. El combustible robado se mueve en camionetas que circulan descaradamente entre calles de bardas pintadas con el nombre del ex mandatario Rafael Moreno Valle, quien antenoche promocionó su imagen hasta el cansancio en la decepcionante pelea de Chávez jr. y El Canelo. Pero lo mismo lo oye uno en la radio o lo ve en parabúses, espectaculares y revistas del corazón. Moreno Valle aparece hasta en la sopa porque quiere llegar a Los Pinos. Lo que no se hizo en todos estos años en que se acumularon denuncias formales ante el ministerio -más de 690, según Etellek, consultoría de seguridad- se pretende resolver ahora abriendo fuego. Desafortunadamente parece que en la reyerta esperada caerán víctimas inocentes. Pero si se quiere acabar con el grave problema se deben sacar del congelador de la PGR todas las denuncias con que se cuenta, las cuales implican a funcionarios de todos los niveles, entre ellos un senador que es líder de un sindicato del ramo y quien es señalado, entre otros trabajadores de Pemex, de estar detrás de la operación y de los pitazos sobre la hora en que por el Triángulo Rojo fluye el 40% de la gasolina que se distribuye en CDMX y el país. Mientras tanto, acá en Puebla, capítulos de esta truculenta historia parecen sacadas de la mente de André Breton, teórico del surrealismo. -Ya no quiero estudiar porque yo traigo a casa más lana que mi papá. -¿Cuánto ganas? - 12 mil al mes y mi papá tres mil. -¿A qué te dedicas? -Soy halconcito. El diálogo ocurre entre el gobernador Antonio Gali y un niño de 11 años enganchado por la banda del Toñín.