No es una sorpresa que Saúl Canelo Álvarez haya derrotado a Julio César Chávez Jr. Era el amplio favorito, y pese a las críticas por la calidad de sus oponentes, nadie puede cuestionar su profesionalismo.
Lo que llama la atención es el entorno de la victoria, en la que por un lado el Canelo demostró que la desventaja en talla, diez centímetros, y en peso, entre cinco y diez kilos luego de la rehidratación posterior al pesaje, no fueron factor, mostrando rapidez de piernas y manos. Por el otro, la muy escasa participación ofensiva del culiacanense, que provocó el abucheo de los más de 20 mil asistentes a la T-Mobile Arena, de Las Vegas.
De acuerdo con CompuBox, antes del combate sólo dos peleadores en activo conectaban por encima del 40 porciento de sus golpes, Chávez Jr. con el 41 porciento, y el otro, el kazajo Gennady Gennadyevich Golovkin, GGG, quien luego de un año de negociaciones será el próximo rival del Canelo el 16 de septiembre en una sede aún por definir, posiblemente Las Vegas, Arlington en el Estadio de los Vaqueros, o incluso Europa o Asia.
La pelea se firmó hace una semana. El sábado, Chávez Jr. conectó 71 de tan sólo 302 golpes, 23.5 por ciento, por el 37.7 de Álvarez, producto de 228 golpes sobre su rival de 604. ¿Qué pasó? Fue la cereza del pastel a una semana extraña del ex campeón del mundo, con un talento enorme, pero desperdiciado por falta de disciplina en el ámbito profesional y personal.
El martes como el miércoles, en la llegada al hotel sede del combate y la conferencia de prensa conjunta, se veía a un Chávez Jr. desencanchado, ansioso, con la mirada perdida, ajeno a la situación. Pero el viernes, en el pesaje, no sólo dio el peso pactado, 164.5 libras, so pena de pagar un millón de dólares por cada libra por encima del límite, sino que estuvo media libra por debajo, atrayendo la confianza de sus seguidores, más aún al contar en su esquina con Ignacio Beristáin, el mejor mánager mexicano de las últimas décadas. Pero sobre el ring fue completamente superado.
Julio dijo que “quería boxear, pero el Canelo se fue a las cuerdas, requería de tirar más golpes, pero habría sido contragolpeado. No funcionó la estrategia.”
Y así una pelea que pudo ser para el recuerdo, se convirtió en una del montón. Ahora cinco de las siete victorias más recientes de Álvarez han sido contra campeones mundiales vigentes o anteriores, y con 26 años va por una bolsa multimillonaria contra GGG. Para Chávez Jr., con 31 años, se fue el último vagón del último tren.
Antes de despedirme, quiero dar las gracias al director Franco Carreño por abrirme las puertas de El Heraldo de México y darme la oportunidad de sumarme a este equipo de trabajo.