¿Cuál es la esencia del deporte? ¿Dónde se puede palpar o ver? Esta es una pregunta que me ha atacado de manera recurrente desde hace mucho tiempo, porque hemos llegado a un momento en el que el espectáculo del Siglo XX (y ahora del XXI) se ha posicionado de tal manera que no hay quien no se vincule con él aunque sea de manera tangencial.
Las discusiones de sobremesa y las que vemos en televisión (que no distan mucho de las primeras) hablan del deporte y su esencia como si estos existieran dentro de un viejo e intocable cofre, resguardado celosamente por antiguos magos.
El deporte y su esencia, al igual que todos los aspectos de la vida, han evolucionado y lo seguirán haciendo de forma natural. De lo contrario, los carriles de los 100 metros planos seguirían estando delimitados por cuerdas y el futbol se jugaría bajo los arcos en Universidades en el Reino Unido y un largo etcétera.
El vínculo con otras áreas de la vida pública y privada es un resultado natural de la evolución del deporte y de su posicionamiento como un elemento fundamental en el estudio de nuestra historia. El interés de las esferas políticas, económicas y culturales de anclarse al deporte solamente habla de su enorme poder y alcance.
En la Eneida, epopeya escrita por Virgilio en el Siglo I antes de Cristo, el autor menciona “Timeo Danaos et dona ferentes” que significa “No confíen en el caballo, troyanos. Le temo a los griegos incluso cuando traen presentes”. El concepto del caballo de Troya es especialmente apropiado cuando hablamos del deporte espectáculo y su creciente impacto en la sociedad. Es cierto que aplicado a un contexto de confrontación y guerra tiene una connotación negativa, tanto así que la famosa frase de Virgilio ha sobrevivido hasta convertirse en un proverbio inglés. No obstante, considero que la idea de utilizar vehículos de alto impacto para transportar mensajes positivos es una estrategia fundamental. Es por ello que me enamoré del deporte y es por ello que seguiré abogando por enaltecerlo y que entendamos a profundidad su alcance, importancia y tal vez…su esencia.
A lo largo de la historia hemos encontrado muchas veces a personajes siniestros que buscan corromper a tan noble cuadrúpedo para satisfacer mezquinos intereses, lo cual únicamente confirma que el deporte es muchas veces un reflejo del mundo al que se circunscribe, que no funciona aparte en un probeta. Sin embargo, le invito a que confíe en estos presentes que a través de estas líneas le ofreceré a partir de hoy gracias a la confianza que El Heraldo de México y Usted en mí depositan. Que las historias positivas nos recuerden que este caballo también puede contener bondad y que nos lleve a buen puerto.