El abastecimiento de agua en la Ciudad de México es un problema que crece cada día más, pero en Iztapalapa es una crisis permanente donde la población da la pelea a balazos.
En el pueblo de Santa María Aztahuacán corrieron a tiros a la delegada Dione Anguiano hace una semanas, ella quiere impulsar el proyecto de un pozo pero la gente no tiene garantía del beneficio para ellos.
En dos ocasiones acudió personal de la delegación Iztapalapa a Santa María para reunirse con los colonos, sin embargo pero no pudieron resolver las principales dudas: el pozo arreglaría la demanda de agua, el agua se la llevarían al pueblo de Xalpa, van aparecer más grietas que pongan en riesgo sus casas.
La falta de certeza los puso en alerta. El 29 de marzo a las 6 de la tarde un par de mujeres entraron a la iglesia, sin permiso del sacerdote hicieron repicar las campañas para convocar a los pobladores y estar presentes durante la visita que haría la delegada, esa era la oportunidad que tenían para expresar su malestar.
Llegó acompañada de su sobrina Karen Quiroga, algunos funcionarios y un fuerte dispositivo de seguridad vestido de civil, “gente de Ejército de Oriente” comentaron los vecinos. El tono del encuentro subió, Dione Anguiano reclamaba su papel de autoridad y la gente le echó en cara que no era delegada sólo por regalar tinacos, de los gritos pasaron a los empujones y después se escucharon dos tiros.
De inmediato el equipo de seguridad hizo la valla de protección para la delegada y salieron del lugar.
Ese hecho retrata el grado de malestar de una población que no encuentra respuesta de sus autoridades y representantes a las necesidades que tienen. Hoy es la lucha por el agua en un pueblo de Iztapalapa, pero las dificultades se multiplican.
Después del incidente los seguidores de la delegada cerraron la avenida Ejército de Oriente para demandar la construcción del pozo, se trato de un juego de poder donde nadie gana.
Los actores de Iztapalapa y del PRD ven a Dione Anguiano empoderada y con poca disposición para reconocer los problemas que se desbordan en este territorio, una vez más se repite la historia del político que define las prioridades a partir de proyectos personales, lejos quedaron las promesas de campaña.
Para la clase política capitalina Iztapalapa es un buen trozo del pastel, tiene el padrón electoral más grande y el mayor presupuesto de las delegaciones, aunque también tiene el mayor número de pobres pero esos ahí estaban y ahí seguirán.
Lo que ocurrió en el pueblo de Santa María Aztahuacán es una señal de alerta, no para pensar en la represión sino para entender que la gente necesita respuestas reales de la autoridad.
Son muchos los estudios de especialistas que nos ayudan a dimensionar el problema del agua en la ciudad, es momento de tomar el tema en serio.