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AMLO, sanador de pecados

OPINIÓN

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Andrés Manuel López Obrador ha entrado en un territorio fangoso creyendo que puede volver presentable a quien no lo es. Él decide quién es bueno y quién es malo, y define en qué momento alguien dejó de pertenecer a un bando para cambiar al otro. Los casos –que comienzan a abundar- ilustran, más que oportunismo electorero, un patrón de comportamiento: la congruencia es menos relevante que la rentabilidad de su franquicia electoral. Por eso va del “nos reservamos el derecho de admisión”, a tener las puertas abiertas “para quienes se arrepientan” porque, “creo en el perdón”. La última perla de inconsistencia, nos la regaló hace unos días. López Obrador recibió en su partido al líder cuasi vitalicio del sindicato del STC Metro, Fernando Espino Arévalo, quien ha sido diputado en cinco ocasiones –por el PRI, Verde y hasta Nueva Alianza-. El dirigente sindical es un espécimen político de dudosa procedencia y precaria coherencia, que busca acomodo a conveniencia. Para el tabasqueño, hace algunos años, era casi el diablo. En 2002, como Jefe de Gobierno, se enfrentó con él, buscó desaforarlo y llevarlo ante la justicia, cuando paró parcialmente el Metro. Espino, protegido entonces por el PRI, acusó más tarde a AMLO de desviar recursos del STC para construir el segundo piso. Se llevaban rudo. Pero ahora todo es distinto. O AMLO olvidó quién es Espino o, aún sabiéndolo, no le es relevante. El líder sindical es un oscuro personaje. Llegó a la dirigencia gremial en 1981. Desde entonces, se le ha exhibido utilizando al Metro como empresa familiar: incorporó a la nómina a por lo menos 22 familiares, entre esposa, hijos, cuñados y sobrinos. Además, hizo una fortuna, utilizando locales a las afueras de estaciones del STC, propiedad del sindicato, como restaurantes y bares. Un botón de muestra: adjudicó a su hijo Fernando Espino González, el negocio de comida para empleados del Metro. A través de Gurtmex, empresa de la cual es dueño, se benefició con contratos por más de 75 millones de pesos entre 2011 y 2012. Si a eso sumamos que ha sido acusado penalmente por lesiones y amenazas (PGJ: COY-3T1/2479/02-10), el coctel es grotesco. Hablamos de un mercenario de la política que se ha enquistado al frente de un sindicato, sirviéndose del mismo. Eso es sabido. Lo que aún desconocíamos es que para AMLO eso no importara. No en balde le abrió la puerta de Morena. Hace justo una semana, Espino Arévalo organizó un desayuno y apoyó públicamente a la candidata de López Obrador en el Edomex. Delfina Gómez le agradeció y se dejó querer ante integrantes del sindicato. Imposible que lo haya hecho sin el visto bueno del tabasqueño. ¿A cambio de qué? ¿Cuántos como él recibirán la bendición? ¿Quién será el siguiente purificado?   -Off the récord Apenas concluya la elección del Edomex, se hará la encuesta de Morena para elegir a su candidato a la Jefatura de Gobierno. Junio es el mes pactado. Las mediciones siguen colocando arriba a Ricardo Monreal, seguido por Claudia Sheinbaum y muy atrás Martí Batres. Éste último prepara su resto para golpear al primero.