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El aeropuerto tan temido…

OPINIÓN

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“¡Casi nos madreamos!, no me dejaba mover la camioneta si no le daba 100 pesos, pero por qué, le dije, si vine por mi hermano. Y que me dice; ps te voy a echar a la Federal! , pus que vengan que le digo! Y pues le tuve que aventar la camioneta, y que me salgo”... Esta es una escena que se bebe a grandes tragos, amargos, hirientes. Por un lado están los guías de turistas que ofician al mismo tiempo como taxistas, se sienten estafados, violentados en su trabajo, enfrentados a la seguridad de los estacionamientos de las terminales I y II del Aeropuerto Benito Juárez de la Ciudad de México. Es el atropello de la interpretación de un Reglamento de Autotransporte Federal y Servicios Auxiliares que solo genera un encadenamiento de corrupción ante vacíos jurídicos. Todo empieza cuando la camioneta o el automóvil con placas de taxi turístico ingresa al estacionamiento del aeropuerto para recoger a un pasajero –se les infracciona si lo hacen en las puertas de salida, los únicos que pasan desapercibidos son los Uber- en cuanto entran, van tras ellos y les informan que deben pagar $500 pesos en ventanilla o un arreglo “de cuates” que va entre los 50 a los 300 pesos. Los choferes-guías aducen cobro injustificado desde que se concesionó el puerto aéreo. “Habíamos quedado en que solo los autobuses pagarían y de un día para otro nos salen con que también nosotros, porque está en el reglamento”. Lo cierto es que empezaron mediante un “pacto de caballeros”; quienes iban a recoger turistas, dejaban 50 pesos en la llanta del taxi, la seguridad se hacía “de la vista gorda” permitiendo la salida del auto con los visitantes. Al tiempo, las “tarifas negociadas” fueron subiendo, apareció la desmemoria de “lealtades construidas con polvo nocturno” que a la mañana siguiente daban “borrón y cuenta nueva” con tarifas y actitudes más complejas de pactar. El panorama actual es incierto, no tienen piso parejo para unificar criterios. “Porqué los taxis del aeropuerto si pueden llevar turistas a la zona arqueológica de Teotihuacán o por qué se meten a los hoteles donde trabajamos para recoger turistas, no se vale”, comenta Martín Vallejo, líder de la agrupación de Guías de Turistas, Choferes y Prestadores de Servicios Turísticos. Algunos están haciendo un gran negocio ante la ausencia de reglas claras. Tan solo los afiliados al grupo de Vallejo son tres mil, suponiendo que un 10 por ciento transporte turistas al aeropuerto, son trescientas entradas con promedio de “mordida” de 100 pesos, arrojan 30 mil pesos diarios nada despreciables. ¡Sólo de ese grupo de prestadores de servicio! El otro ángulo de estos eventos es la imagen corrupta que estamos dando a los turistas, la vergüenza de ser detenida la unidad con los visitantes a bordo, solo porque no llegaron a un “feliz acuerdo” con la seguridad en los estacionamientos del aeropuerto.