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Empecemos encontrando a Salvador

OPINIÓN

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Prueba de que a los delincuentes poco les importa los llamados oficiales para la protección a los periodistas, es que dos días después del crimen de Javier Valdez en Sinaloa fue “levantado” Salvador Adame Pardo en Múgica, Michoacán. Salvador no es un periodista tan reconocido como el sinaloense, pero la afrenta que representa su retención significará mucho dependiendo del desenlace. Salvador montó en un cuarto de su casa el canal 6 media tv, un modesto portal de noticias por internet que se abastece de los sucesos en esa zona de la Tierra Caliente michoacana. Colegas que lo conocen dicen que es un hombre “echado para adelante”, con una agenda muy comprometida en temas sociales, principalmente sirviendo de vínculo entre migrantes y las familias que dejaron viviendo en las poblaciones aledañas a Nueva Italia. Por eso hay quienes lo ubican más como activista que como periodista. El pasado jueves 17, Salvador se encontraba afuera de una purificadora de agua de su propiedad, cuando hombres armados llegaron en una camioneta negra y se lo llevaron con dirección a la comunidad de Nuevo Coróndiro. Desde entonces no se sabe nada de él. El muro de Facebook de Salvador está lleno de denuncias de amenazas e intimaciones en su contra. En abril del año pasado, él y su esposa Frida ya habían sido detenidos y vejados por policías estatales en una cobertura que realizaban. “Michoacán ofrece condiciones adecuadas para ejercer el periodismo, así lo demuestran las cifras oficiales. En los últimos siete años no hay registros de homicidios o desapariciones de comunicadores”, decía el boletín oficial del gobierno del estado sobre la asistencia de Silvano Aureoles a la reunión con el presidente para la protección a comunicadores el pasado miércoles. El dato que presumía se desvaneció al día siguiente. El trato que le dieron a los familiares del periodista a la hora de hacer la denuncia fue de indiferencia. En la procuraduría les pidieron esperar 72 horas para que comenzaran las investigaciones. Ahora, ante la presión, les han pedido un pacto de secrecía. No encontrar con bien a Salvador ahondará el fracaso del Estado y sus mecanismos para “proteger” a periodistas. Significará prolongar el infierno en el que nos encontramos. Dará licencia para seguir matando comunicadores, sobre todo en las pequeñas y peligrosas poblaciones donde reportar las noticias significa arriesgarlo todo. Ojalá no pase así. CONTRASEÑA: Todas las alertas están encendidas en el PRI por el posicionamiento de Morena en las pocas encuestas que se conocen rumbo a la elección del Estado de México. Ante el panorama, la campaña de Del Mazo ha llamado estrategas de las elecciones anteriores (que hicieron ganar a Enrique Peña y Eruviel Avila) para pedir el voto casa por casa. Al mismo tiempo, activan el plan B: la inhibición del voto. Columna anterior: El AMLO de las redes