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Falso debate, proponer alcaldía abierta

El ordenamiento dice que la integración de los concejos será a través de planillas, encabezadas por el candidato a alcalde

OPINIÓN

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De repente se empezaron a multiplicar las voces respecto a la necesidad de garantizar mayor participación ciudadana en las alcaldías que vendrán a sustituir la figura de las jefaturas delegacionales, sin embargo esa idea está muy alejada de lo que se plasmó en la Constitución de la Ciudad de México aprobada este año. Cuando está a punto de concluir el plazo legal, 31 de mayo, para contar con la nueva ley electoral y todos los ordenamientos que se aplicarán para los comicios de 2018, se habla de hacer más democrático el ejercicio de gobierno en las nuevas alcaldías y tanto organizaciones como especialistas y algunos diputados quieren que la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) garantice la representación, pero esa tarea es imposible instrumentar. El diputado José Manuel Delgadillo, presidente de la Comisión de Asuntos Político-Electorales de la ALDF, explica que el marco normativo tiene que sujetarse a lo que establecieron los constituyentes. El artículo 53 que rige para las alcaldías determina que la integración de lo concejos será a través de planillas, encabezadas por el candidato a alcalde. “Las personas integrantes de la alcaldía se elegirán por planillas de entre siete y diez candidatos según corresponda, ordenadas en forma progresiva, iniciando con la persona candidata a alcalde o alcaldesa y después con las y los concejales”, establece el artículo 53 numeral 3 de la Constitución. En 2018 los habitantes de la ciudad votarán por un titular del Poder Ejecutivo denominado Jefe o Jefa de Gobierno; un Congreso Local integrado por 66 diputados; 16 alcaldías con sus respectivos concejos. Los llamados concejales serán el símil de regidores, que acompañan al alcalde en su tarea. El alcalde que gane contará con el 60 por ciento de los espacios del concejo registrados en su planilla, el resto se repartirá por el principio de representación proporcional; esta situación necesariamente despierta suspicacias porque tendrá una mayoría afín, eso quiere decir una nueva burocracia más grande y más cara. Ante estas dudas, el diputado Delgadillo Moreno asegura que está garantizada la participación de la gente sin partido, pero requiere una organización de los independientes para que se registren como planilla y contiendan por los espacios. La Constitución dejó acotados a los diputados de la ALDF en este tema, si se quiere modificar esta realidad será después del proceso electoral de 2018 con una reforma a la carta magna de la ciudad. El peligro es que se encarecerá la labor de las alcaldías, porque a la fecha entre el 70 y 80 por ciento del presupuesto en las delegaciones se va al pago de la nómina, por eso es tan poco lo que pueden hacer los delegados. Los delegados se han convertido en amos de su feudo, pero si la figura del nuevo concejo no sirve de contrapeso, entonces sólo serán parte de la corte. Columna anterior: La contaminación, enemigo invisible