La idea de un "presidente Mike Pence" parece abrirse paso en pasillos políticos de Washington, donde muchos están mas seguros de la impugnación política del presidente Donald Trump que del momento en que ocurrirá.
Los llamados hasta ahora han provenido más bien de grupos liberales y demócratas, pero de acuerdo con la publicación especializada "politico.com" es algo que se escucha cada vez más entre grupos conservadores.
Sería, en todo caso, el sueño de los teóricos de la conspiración.
Hace meses, desde que Trump ganó la candidatura republicana y seleccionó al entonces gobernador de Indiana como compañero de fórmula, había ya versiones sobre la idea de derribar a Trump y poner en su lugar a Pence, un ultraconservador que fue diputado federal y conoce bien cómo hacer las cosas dentro del sistema.
La narrativa actual surge de la marejada de contradicciones en que ha caído el gobierno Trump, víctima de lo que se describe como el ineficiente estilo personal de trabajar de un mandatario que no sabe bien a bien dónde está parado.
Ciertamente el tema está aún lejano, y más cuando se habla de un presidente que, como Trump, tiene un sentido de autoestima "siempre en riesgo" y tiende a responder a golpes cuando se siente atacado, de acuerdo con Tony Schwartz, el hombre que le escribió su libro "The Art of the Deal" (el arte de negociar).
Pero en política nada está escrito y la designación el miércoles de Robert Mueller como Fiscal Especial para investigar los presuntos contactos de la campaña presidencial de Trump con funcionarios rusos, y sus diferentes aspectos, lo hacen parecer menos paranoico y más posible, si no probable.
Nadie tiene algo malo qué decir de la seriedad de Mueller, que fue director de la Oficina Federal de Investigaciones entre 2001 y 2013, o sea bajo los presidentes George W. Bush y Barack Obama.
Pero hay sugerencias de que podría tener un motivo personal: es un viejo amigo de James Comey, el hombre que Trump despidió y que en cierta forma toma desquite en notas tomadas después de sus conversaciones con el mandatario, donde sugiere que el mandatario le pidió abandonar la parte sustancial de la indagación sobre Rusia: los contactos del exConsejero de Seguridad Nacional Michael Flynn.
Pero la verdad sea dicha, a largo plazo "presidente Pence" suena peor que "presidente Trump".
Pence resulta más sobrio, menos espectacular que Trump, pero ni como gobernador ni como diputado se caracterizó por posiciones de apertura, mas bien al revés.
Pence señaló alguna vez su creencia en los límites a la función del gobierno, una creencia común entre sectores conservadores que aún lamentan la derrota de la Confederación en la guerra de 1861-65 que para ellos simbolizó un golpe a los derechos de los estados.
Pero al mismo tiempo, en 2006 fue copatrocinador de una propuesta de reforma migratoria que fortalecía la frontera con México y buscaba la expulsión de los indocumentados aunque establecía fórmulas para su regreso legal.
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¿"Presidente Mike Pence"?
Hace meses había ya versiones sobre la idea de derribar a Trump y poner en su lugar a Pence