Esta semana estuvo en México Ariel Ávila, quien fuera uno de los asesores del proceso de paz en la Habana entre el gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Antes de ir a cenar unos tacos al pastor me soltó una pregunta que me sigue haciendo reflexionar. ¿Qué tiene que pasar en México para que el aumento de la violencia se detenga? No supe qué responder.
Ariel conoce muy bien nuestro país. Él se adelantó a mi respuesta y me dijo que Colombia ya no aguantaba más y que la crisis era de tal dimensión que tenía que detenerse. Afirmó que en México tendría que suceder un shock de proporciones mayúsculas que alineara a todos los actores políticos, económicos, sociales e internacionales para poner un manotazo en la mesa y realizar reformas legales y acciones políticas contundentes que detuvieran la crisis de inseguridad.
En su país, la organización Paz y Reconciliación documentó el amasiato político-económico entre las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), empresarios ganaderos y congresistas a la Asamblea Nacional. El caso no quedó impune y más de 100 congresistas vinculados con las autodefensas fueron encarcelados. Por otro lado, Cuba y Venezuela convencieron a las FARC para que se sentara a negociar con el gobierno de Juan Manuel Santos para terminar la guerra civil más larga del continente.
Colombia, además de haber pulverizado a los cárteles tradicionales implementó muy buenas políticas de seguridad ciudadana desde lo local, fortaleció y logró la independencia real de su poder judicial, además de que cuenta con una policía nacional fuerte y profesional. A pesar de estos factores Colombia no ve la luz al final del túnel. Intereses políticos y económicos, que se han visto beneficiados de la guerra, impiden que el proceso de paz con las FARC continúe por buen puerto. Hoy las llamadas BACRIM (bandas criminales) trabajan como una federación, no necesitan de un gran capo que las coordine, extraen recursos naturales (oro y otros minerales), trafican y venden droga y se están apoderando de los territorios de las FARC.
Además EUA volverá a presionar a Colombia por el nuevo aumento de producción de cocaína. Lo que confirma el fracaso de la guerra contra las drogas.
México tiene una sociedad civil fragmentada y poco participativa. Los medios de comunicación independientes sufren un asedio terrible por parte de los gobiernos. El periodismo de investigación es acosado permanentemente. Tenemos un gabinete de seguridad nacional descoordinado. No contamos con poderes judiciales estatales independientes. Los partidos políticos y el sector privado de la seguridad se benefician de los altos niveles de inseguridad.
Querido Ariel, sigo sin tener una respuesta.
gerardo_rsl@yahoo.com
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Respuesta a Ariel Ávila de Colombia
La naturaleza de las organizaciones de seguridad nacional se sustenta en el principio del uso y gestión del poder