Luis Raúl González Pérez vivió ayer una forma de abandono y soledad.
Le ocurrió en Los Pinos, en el salón Adolfo López Mateos, a la vista de más de un centenar de periodistas.
El Presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) acudió a la cita extraordinaria convocada por el Presidente Enrique Peña Nieto, bajo el rubro “Acciones por la Libertad de Expresión y para la Protección de Periodistas y Defensores”.
Llegó diez minutos antes de la hora programada: las doce del día. Lo ubicaron en el espacio que le correspondía –en la zona del centro- de una enorme herradura conformada por tres largas mesas y lo dejaron ahí solo.
Los otros invitados, los de la Conago –24 gobernadores asistieron-, estaban encerrados en otro salón de Los Pinos con Peña Nieto, con el secretario de Gobernación, Miguel Osorio Chong; y con el Comisionado de Seguridad Pública, Renato Sales, entre otros.
Trataban de llegar a un acuerdo, seguramente, sobre qué medidas anunciar para enfrentar los asesinatos de periodistas y de activistas defensores de Derechos Humanos.
Pasaron los minutos. Dieron las doce, y nada. González Pérez seguía solo en la mesa, esperando el arribo de los demás.
Siguió pasando el tiempo. El ex abogado de la UNAM abrió su computadora y se puso a leer la Recomendación número 24, aquella que hace un año --el 8 de febrero de 2016-, hizo la CNDH sobre los asesinatos de periodistas en nuestro país, cuyo número iba alarmantemente al alza.
Recomendación, por cierto, amplia y bien fundada, a la que ninguna instancia hizo caso.
Así dieron las 12:25 horas.
Unos minutos después, aparecieron los otros invitados y el Jefe del Ejecutivo. ¡Y vengan los discursos! Breves, afortunadamente (de por sí, el evento estaba programado para sólo media hora) y enumerando acciones a seguir.
Cuando Peña Nieto convocó a un minuto de silencio, del área de fotógrafos y camarógrafos se alzaron varios gritos: “¡Justicia!”, “¡No más difuntos!”, “¡Que abran carpetas de investigación que no analizan!”
Luis Raúl miraba con tristeza la escena. Eso, y más –fortalecer la estructura de prevención, ver cómo van las averiguaciones y, sobre todo, combatir la impunidad, había recomendado la CNDH un año atrás.
Sí, se debió haber actuado mucho antes. Desde su perspectiva, los crímenes pudieron haberse evitado.
Quizás por ello, antes de abandonar el salón, González Pérez declararía a los periodistas con indignación: En todo esto que ha ocurrido –los asesinatos de los periodistas y de defensores de Derechos Humanos- hay responsabilidad de las autoridades “por negligencias y omisiones…;¡hay para actuar en consecuencia!”.
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Gemas: Obsequio del Presidente Enrique Peña Nieto: “Tengan certeza de que los crímenes no quedarán impunes".
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