Antes de que el Congreso norteamericano le diera el visto bueno a Robert Lighthizer como Representante de Comercio de los Estados Unidos (USTR), un grupito de senadores Republicanos se opuso a su ratificación argumentando que “era un peligro para el TLC”. Echaron pestes de él, lo calificaron de soberbio, patán y otras cosas horribles, horribles.
“Tenemos miedo de que usted no aprecie los millones de empleos creados por el Tratado… Usted ha hecho público su escepticismo sobre el TLC, lo que encontramos alarmante. Estados Unidos merece alguien que lo renegocie para construir sobre sus éxitos”, le espetaron John McCaine y Ben Sassen en una cartita.
Pero una vez que el Senado estadunidense ratificó a Lighthizer, otros legisladores -también republicanos- expresaron linduras del señor porque les había prometido imponerse al intento del presidente Donald Trump de abandonar el Tratado de Libre Comercio. Me alegré tanto de obtener su compromiso de que se opondrá a una salida unilateral del TLC, que casi me desmayo, quiso decir el senador Tom Udall –dizque uno de los principales aliados de México en este delicado asunto-, quien después de esa promesa votó a favor del nuevo Representante de Comercio.
¡Nos quieren dar atole con el dedo los “partners”! ¡Ese Tomás es más ingenuo que Ildefonso Guajardo! Fueron las primeras expresiones de funcionarios del gobierno mexicano y empresarios que han sufrido en carne propia la prepotencia y humillaciones de los titulares del USTR y de los secretarios de Comercio norteamericanos. En Estados Unidos a Lighthizer lo califican como “Halcón” por lo que, advierten, hay que esperar lo peor en las comentadas negociaciones del acuerdo.
En México todavía no sabemos si es halcón, gavilán o paloma, acotan los malosos. Pero no hay que ser tan optimistas, advierten. Ya lo dijo Trump cuando le preguntaron cómo será la renegociación del TLC: “Grande no es una palabra suficientemente buena; será masiva”, amenazó.
Mientras los funcionarios norteamericanos “afilan las garras”, el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, quien el fin de semana pasado estuvo en Washington, donde se reunió con representantes del sector privado estadounidense, así como sus contrapartes en el Departamento de Comercio y la Oficina del Representante Comercial (USTR) para explicarles la importancia de trabajar de manera constructiva en la modernización del TLC y exhortó a los líderes empresariales a redoblar esfuerzos para promover los beneficios que el tratado ha brindado a nuestra región.
¡No te preocupes “Ponchou”! Nosotros vamos a hablar bien de México, le dijeron. Vamos a decir a Lighthizer que ustedes son a toda madre porque nunca se ponen al brinco en los asuntos comerciales, aunque “los atropellen”, dicen que agregaron aquéllos.
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