Hace mucho tiempo perdimos la sensación de seguridad al caminar por las calles de la Ciudad de México y de muchas otras ciudades en la República Mexicana; ir con seguridad, con la certeza de llegar a casa, inclusive a altas horas de la noche, se ha convertido en un recuerdo de la más tierna infancia. Los llamados “millennials”, ni siquiera saben lo que significa caminar o circular sin el temor de ser asaltados; el crimen se ha extendido de manera preocupante, todos los días leemos y escuchamos batallas que libran policías y ladrones en donde un día ganan unos y al otro día ganan los otros.
En 2006, desde que Felipe Calderón, entonces presidente de México, lanzó la guerra contra el crimen organizado y el narcotráfico, la presencia de las Fuerzas Armadas a petición de los gobernadores se ha convertido en parte de lo cotidiano, una presencia que no ha estado exenta de la crítica y el cuestionamiento en torno a la legalidad de su presencia en las calles; se debate si en tiempos de paz el Ejército sólo debe realizar actividades relacionadas con la disciplina militar o si prevalece la interpretación del artículo 129 de nuestra Constitución Política, que faculta al Ejército a participar con las autoridades civiles, cuando éstas soliciten el apoyo de la fuerza de que disponen; sobre esto ya existe una tesis de jurisprudencia, que data de 1996, en la Suprema Corte de Justicia de la Nación y se establece que el auxilio de la Fuerzas Armadas a las autoridades civiles sí es constitucional.
Ante sucesos impactantes como el enfrentamiento de elementos del Ejército contra ladrones de combustible y los excesos que pudiesen configurarse, el presidente del Senado, Pablo Escudero, pidió a las comisiones de Seguridad Pública, Gobernación, Defensa Nacional, Marina y Estudios Legislativos, a dictaminar la tan mentada Ley de Seguridad Interior, que no tendrá otro fin más que acotar el actuar del Ejército y regresarlo a sus cuarteles. Se espera avanzar en el tema en un periodo extraordinario de sesiones.
No todos están de acuerdo. Este fin de semana, el presidenciable Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, consideró que retirar al Ejército de las calles comprometería nada más y nada menos que a la Seguridad Nacional; pidió capacitar y renovar a los cuerpos policiacos y refrendó su respeto a las Fuerzas Armadas. Sólo recordar que Mancera ha reiterado en varios momentos que el Ejército no vigila, ni vigilará la Ciudad de México. En una siguiente entrega le platico esta historia.
Corazón que sí siente
Agradecimiento es lo menos que podemos sentir al recordar a nuestros grandes e inolvidables profesores y maestros; forjadores de nuestro carácter. Hombres y mujeres que dieron su vida para formarnos como virtuosos ciudadanos. A todos ellos, nuestra gratitud eterna.
Columna anterior: Nada nos acomoda