¿De qué se trata? ¿De detener a López Obrador, o de ganar la Ciudad de México?
La pregunta planteada por uno de los priista que mejor conoce la Ciudad de México, era crucial. Bien claro tenía, según sus análisis, que es una u otra la posibilidad. No se pueden las dos cosas.
No en este momento y no por la triste circunstancia ––su estructura prácticamente deshecha- que atraviesa el PRI de la Ciudad de México.
La respuesta no tardará en llegar. De hecho, el Presidente Enrique Peña Nieto y el Jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera se reunieron discretamente la semana pasada para hablar del tema.
En el búnker de Mikel Arriola no tienen claro qué tanto apoyo van a recibir del PRI nacional y del gobierno.
No saben si, efectivamente, los van a lanzar con todo para buscar el triunfo, o si los van a sacrificar –dejando que gane el PRD-, para evitar que Morena alcance el número de votos que requiere para sostener un posible triunfo de Andrés Manuel en la Presidencia de la República.
El escenario que se plantean en el PRI es el siguiente:
AMLO espera obtener tres millones de votos en la Ciudad de México. Con esa cantidad, el tabasqueño bien podría alcanzar los votos suficientes a nivel nacional para ganar la Presidencia.
Pero si al tabasqueño logran arrancarle un millón de votos en la CDMX –su bastión, y donde más fácil le es obtener simpatías-, difícilmente podrá recuperarlos en otras entidades.
En ese momento, apuntan, López Obrador “es vencible”.
Los priistas ven factible arrebatarle a la candidata de Morena, Claudia Sheinbaum, ese millón de votos y a partir de ahí provocar la caída de AMLO.
Pero además, creen que bien podrían hacer que Claudia perdiera la elección en la capital.
Pero la gran pregunta es hacia dónde dirigir ese millón de votos que piensan quitarle a Morena:
¿Deben buscar esos votos para el PRI, aún y cuando difícilmente ganarían la CDMX con esa cifra? ¿O es preferible redireccionarlos hacia el PRD (el Frente en este caso), que tiene mayores posibilidades de ganar la Ciudad con ese millón de votos extras?
Ese dilema –esa negociación más bien- es lo que los tiene en este momento en ascuas y es por ello que no terminan de cuajar las alianzas (de facto) que habrá y las posibles candidaturas comunes.
Sea cual sea la decisión que provenga desde Los Pinos –ya sea sacrificar a Mikel buscando el triunfo para el PRD; o simplemente ganar con su candidato el mayor número de votos posibles de la CDMX para contener a Andrés Manuel-, el primer paso será terciar la elección.
Una elección entre tres y no entre dos, como hoy apunta, podría significar el triunfo del PRI en la Presidencia de la República. Eso es lo que están valorando y por ello la CDMX bien puede ser sacrificada. Eso lo que están valorado.
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GEMAS: Obsequio de Eruviel Ávila: "Un honor haber servido a mi partido en la CDMX. Aprendí mucho del priismo capitalino; fue una muy grata experiencia. Gracias a toda la militancia por su apoyo durante esta encomienda".