Creel, el Pepe Grillo de Anaya

Cosas y paradojas de la vida: en diciembre del año 2000, Santiago Creel y Vicente Fox iniciaron juntos el primer gobierno federal emanado del PAN, después de derrotar en las urnas al PRI y poner fin a los 70 años de su hegemonía. Hoy, ambos aparecen en bandos totalmente opuestos. Santiago se convirtió en el Pepe Grillo de Ricardo Anaya, en su consejero principal. Es el personaje que no deja ni a sol ni a sombra, al que consulta prácticamente todas sus decisiones políticas. En tanto, el ex presidente Fox de facto se ha sumado a la campaña presidencial de José Antonio Meade. Pero las cosas eras diferente hace 17 años, cuando Creel se convirtió en el primer secretario de Gobernación panista en la historia. Durante cinco años caminó de la mano del más lenguaraz de los presidentes. Era su principal operador político. Por su oficina y escritorio pasaron las principales decisiones del gobierno foxista. Prácticamente no se movía nada sin la venía del señor secretario. Fue responsable de atender y resolver los conflictos electorales en Tabasco y Yucatán, así como todo lo relacionado con la “guerra” por la polémica Ley de Juegos y Sorteos. En su gestión surgió la Ley de Transparencia y, en 2005, contendió por la candidatura presidencial contra Felipe Calderón, misma que perdió en un proceso interno. Posteriormente, en 2006 se convirtió en senador y coordinó a la fracción parlamentaria del PAN. Creel fue pieza clave en los gobiernos panistas que hemos tenido a nivel federal, aquellas dos administraciones que fueron el blanco de las críticas con las que Anaya arrancó su precampaña rumbo a la Presidencia de la República, el domingo pasado. “Seamos francos y hagámonos cargo de esta circunstancia: No cambiamos el régimen (…) Cambiaron algunas cosas en la superficie del iceberg, pero asumamos con responsabilidad y seriedad que las estructuras profundas del sistema priista quedaron prácticamente intactas”, dijo. En su primer mensaje como precandidato de la coalición Por México al Frente, el queretano refirió que en 2000 México vivió un momento de esperanza sin precedentes, pero el gobierno de Fox, del que formaba parte Creel, no fue capaz de sancionar casos como el Pemexgate. Y dijo que la historia se repitió en 2006, ya con Felipe Calderón como presidente. “La alianza con la corrupta líder sindical Elba Esther Gordillo y otros priistas del nivel, trajo graves consecuencias para nuestro país”. Trató de conceder un poco al decir que hubo grandes avances en ese sexenio, pero fue duro al afirmar que “no cambiamos las estructuras clientelares y corporativas. “Quedó intacto el pacto de impunidad. Además, se disparó la violencia hasta alcanzar niveles insospechados y detrás de esa violencia hubo tragedias humanas.” Así, en ese tono, con Santiago de la mano, el joven maravilla inició formalmente su periplo rumbo a Los Pinos. *** Salvo honrosas excepciones, como la de Olga Sánchez Cordero, existe la percepción de que Andrés Manuel integró su gabinete presidencial con personajes que han gambeteado en ligas menores. Por ejemplo, “designó” como canciller a Héctor Vasconcelos, quien además de ser hijo de José Vasconcelos, el apóstol de la educación en México, fue uno de los prospectos a la jefatura delegacional de Miguel Hidalgo y no llegó. Como secretaria del Trabajo “nombró” a Luisa María Alcalde, ex diputada, aficionada a los viajes al extranjero e hija de la ex contralora del gobierno capitalino, Bertha Lujan, encargada de encriptar la información de los segundos pisos. *** Y como dice el filósofo… Nomeacuerdo: Hay enemigos, enemigos mortales y compañeros de partido.”   Columna anterior: La Cámara, al filo de violar la Constitución