El Partido del Trabajo está en venta. No de ahora, desde su creación -auspiciada por el gobierno de Carlos Salinas de Gortari-. Comercia sus votos en el Congreso; regatea sus alianzas electorales a quien pague mejor; alquila el membrete al mejor postor en cuanta elección se atraviese.
El PT ha encontrado en la prostitución su forma de sobrevivencia. Alberto Anaya, el dueño de la franquicia, quien acumula 22 años al frente del negocio electoral y ha sido reelecto para seis más, es un maestro de la transacción de votos.
Si el PRI ofrece más, adiós pudor. Van con el tricolor. Si es el PAN quien le llega al precio, van juntos. Si el PRD da más, van de la mano. Si Morena aparece con una propuesta más tentadora, dan el bandazo.
Por eso es de risa escucharlos hablar de “persecución política" ahora que se destapó la cloaca de la corrupción que los envuelve. No solo han sido tramposos por administrar discrecionalmente más de 6 mil millones de pesos desde que tienen registro, sino que ahora ha quedado evidenciada la manera en que operan negocios, dirigidos por la esposa de Anaya, María Guadalupe Rodríguez, al amparo del poder.
Ahora sabemos que el PT recibió del gobierno de Nuevo León 100 millones de pesos que fueron a dar a las cuentas personales de la esposa del presidente del partido, y del dirigente del PT en Aguascalientes, Héctor Quiroz. El dinero que era para Centros de Desarrollo Infantil (Cendis), sedepositó en la cuenta 0669150285 de Banorte, de la esposa de Anaya. Una parte la transfirió la señora a otra cuenta y 62 millones fueron a parar a manos de Quiroz. A los Cendis no llegó el dinero.
Y AMLO los apoya. “Los defenderemos”, escribió en su cuenta de Twitter la semana pasada.
Desde que existe el PT, su dirigencia siempre ha estado encabezada por Alberto Anaya que, a costa del erario, acumula otro récord difícil de igualar: cuatro veces diputado federal y dos veces senador. ¿Iniciativas a destacar? ¿Discursos memorables en tribuna? Nada.
Seguidor del régimen de Corea del Norte para cuyo líder, Kim Jong Un, quien se entretiene ejecutando ensayos nucleares, tuvo palabras de reconocimiento (“Los progresistas del mundo sienten gran admiración por sus hazañas”, le dijo a través de una carta), Anaya mantiene la dirección vitalicia a través de su Consejo. A él se suman su esposa, Alejandro González Yáñez y su hermano Óscar González Yáñez, Ricardo Cantú Garza, Reginaldo Sandoval Flores, Pedro Vázquez González, Rubén Aguilar Jiménez y Francisco Espinoza Ramos.
Pero no solo es la corrupción, es el negocio descarado. El Tribunal Electoral ordenó al PT renovar su dirigencia y prohibió que quienes integran sus órganos de dirección desde hace 22 años, se ratificaran. ¿Qué hizo Anaya? Se reeligió adoptando una forma nueva. No tenemos presidente sino “cuerpo colegiado”, dijo la dirigencia petista. Y se acabó.
Eso defiende AMLO. O, más bien, de eso se sirve AMLO.
-Off the récord
Primero fue Martha Palafox, a quien le dieron la secretaría de la Mesa Directiva. Ahora, la licencia de Armando Ríos Piter, llevará a su suplente, Celestino Cesáreo Guzmán, presidente del PRD en Guerrero, de rebote al Senado. Tras una docena de escaños perdidos en marzo, el PRD recuperó dos en octubre.
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