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El cumple del Águila

OPINIÓN

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Estimado fan, esta columna está dedicada hoy tanto a los americanistas como a los anti, porque es muy difícil que algún seguidor del futbol mexicano no tome partido por cualquiera de estos bandos o permanezca indiferente al equipo más controvertido del último siglo en este país.
El América celebró este jueves sus 101 años de existencia. Se trata de una lovemark poderosa porque arrastra a propios y extraños, por lo que se convierte en el club más importante, según me con- taba don Francisco Panchito Hernández, que en paz descanse, su vicepresidente entre los años 60 y 90, periodo en el que realizó fichajes históricos.
Fans de diferentes equipos van a los estadios para ver a las Águilas ganar o perder. El mejor eslogan que pudo diseñar fue el de Ódiame más, que integra insights que sostienen el ADN de la marca: Es el equipo más soberbio, autosuficiente y ostentoso, características provistas por los genes de su auténtico creador, Emilio Azcárraga Milmo. El América ya era un club importante antes del 1 de mayo de 1959, fecha en que el entonces director de la empresa Telesistema Mexicano, precursora de Televisa, lo compró a Isaac Bessudo, dueño de la refresquera Jarritos. Pero el genuino Tigre de los negocios le aplicó una reingeniería que revolucionó su identidad. El visionario Azcárraga Milmo descubrió en la fábrica de sueños, iniciada en la época de oro de la radio, y comprobada en los inicios de la TV por su padre, Emilio Azcárraga Vidaurreta, que al pueblo le gustan las historias donde pueda experimentar vidas alternas como propias... Claro, las radio y telenovelas. Deportista consumado, practicante de varias disciplinas, utilizó el genio de su amigo Guillermo Cañedo de la Bárcena, que acababa de ser campeón con el Zacatepec en la Temporada 1958-59, e incorporó al propio Panchito Hernández, ex jugador del mismo equipo de la selva, como secretario técnico. Y El Tigre produjo su primer reality: El bueno de la película era Chivas, por su popularidad y política de tener sólo a jugadores mexicanos. Había que inventarle un villano, el cuadro milloneta, con extranjeros de calidad para buscar darle en la torre. Como locación y foro decidió construirle lo mejor: el monumental Estadio Azteca. Todo se transmitiría por su televisora, con el apoyo de sus comentaristas durante mucho tiempo, sobre todo en la década de los 80. Por eso es que el América de nuestros días no debiera contar en su edad 101 años, sino 58, cumplidos desde que lo adquirió el padre del marketing deportivo en México, El Tigre Azcárraga, quien rehizo los cimientos que dieron paso a lo que ahora es una marca exitosa. Del odio al amor hay un paso. Tú ¿desde cuándo y qué tipo de sentimiento tienes hoy para el América?
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