¿Dónde está?

Nunca fui (ni seré) partidario de este emblemático cuadro defeño, pero como aficionado al futbol, me duele verlo arrastrar la cobija de forma tan vergonzosa. Si algo tenía era esa garra letal del depredador. CU era la guarida de un puma musculoso y fuerte, capaz de plantarle cara al más pintado. Hoy es un triste gato, incapaz de arañar en su hábitat.
¿A qué obedece la crisis unamita? Sería injusto señalar a un solo culpable. Repartamos responsabilidades y vayamos dejando fuera de este brete al rector, cuyas potestades en la Universidad sobrepasan las necesidades de un simple equipo de futbol. Pero sí hay que llamar a cuentas al señor Ares de Parga, quien recibió un equipo quebrado y no tuvo la capacidad ni la claridad de ideas para eficientar los pocos recursos con los que contaba, aún cuando prometió jugársela con los jóvenes de la casa, esos que durante décadas alimentaron al Tri. Se asomaba la tormenta. El horizonte puma comenzó a ennegrecerse hace algunas temporadas. Se acabó la bonanza (el último aliento se quedó con el título sobre el Morelia bajo la dirección técnica de un puma de cantera: Memo Vázquez). Hoy compran mal: Guerrón, Formica, etcétera. Y llegan extranjeros de mediana calidad (Abraham González) y uno, sólo uno (Nico Castillo) con la capacidad de echarse a un cuadro semi amateur y una afición de bandera, sobre los hombros. Porque los canteranos están lejos de la categoría de sus predecesores. Ni Quintana ni García, mucho menos Van Rankin, por citar a algunos, merecen enfundarse tan gloriosa camiseta. Juan Francisco Palencia (de extracción cementera) tomó las riendas del equipo para enderezar el barco, pero brilló no por su calidad como entrenador, sino por su arrogancia y falta de recursos. Se fue antes de la mitad del torneo. Y en un acto absurdo e ilógico, la dirigencia universitaria decidió poner en el banco a Sergio Egea, ex asistente de Hugo Sánchez en el bicampeonato, y hasta hace un par de meses, director deportivo del club. ¿Así o más incoherentes? De cuna y piel auriazules, David Patiño recibe una nueva oportunidad para capear el temporal. Es un tipo preparado y estudioso que ha dirigido en la división estelar y también en el ascenso; un hombre decente y agradecido, respetuoso de las instituciones. Por él y por la enorme, apasionada, furiosa y hasta desenfrenada afición, deseo que los Pumas vuelvan a rugir en todos los campos del país. UNAM es un equipo grande. Sus blasones lo avalan. De sus fuerzas básicas salieron Negrete, Bermúdez, Sanabria, Mejía Barón, Hugo, Cuéllar, Luis Flores, Luis García, Ramírez Perales, García Aspe, Campos, Claudio Suárez y un largo etcétera. Todos ellos apuntalados por figurones extranjeros como Cabinho, Muñante, Cándido, Spencer, Ferretti, Vera.... Deseo volver a ver a mis amigos aficionados de Pumas gritar un Goya fervoroso y febril. No dudaría un instante en alzar un tarro de cerveza para brindar con ellos. Sólo uno... Pero muy de verdad.  
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