COCINAN SIN LIMITACIONES

Los tamales de la Candelaria: una oportunidad para que personas con discapacidad intelectual se integren a la sociedad

La asociación AMPRE y Tamales Miniatura enseñaron a los alumnos cómo preparar este manjar mexicano para su futura independencia

NACIONAL

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La AMPRE es una asociación civil que atiende a niños, adolescentes y adultos con discapacidad intelectualCréditos: Eduardo Alavez

Los tamales, una de las comidas más antiguas del país, son, posiblemente, uno de los platillos de mayor tradición para la población mexicana. No por nada, este 2 de febrero, en el Día de la Candelaria, se celebra con este manjar en la mesa.

En esta fecha nunca faltan en las oficinas o las casas, donde dejamos nuestras actividades diarias para juntarnos con los amigos, los primos, los hermanos, abuelos y los padres. Y en la AMPRE, una asociación civil que atiende a niños, adolescentes y adultos con discapacidad intelectual, no fue la excepción.

Los alumnos tuvieron este jueves su convivencia en la que disfrutaron de la música, la buena compañía y, por supuesto, de unos deliciosos tamales. Sin embargo, fueron más allá, pues algunos de ellos entraron a una clase, como una de las diferentes que ofrece la organización, para aprender a prepararlos.

Carlo, Mario, Memo, Mariana, Ximena y David fueron los estudiantes que se animaron a tomar el pequeño taller, que impartió de forma voluntaria el local capitalino, Tamales Miniatura. Ansiosos por aprender, fueron guiados paso a paso por la maestra de repostería de la asociación, Graciela Gallardo, así como por una de las dueñas de la tamalería, Amparo Madrid.

“Ellos tienen un taller de repostería. Conocen muy bien el proceso de hacer galletas y también hacen comida en frío como ensaladas, sándwiches o panes. Se les capacita porque nuestro objetivo es que ellos sean lo más independientes posibles y que se puedan sustentar”, explicó en entrevista con El Heraldo Media Group, Adriana López Echauri, subdirectora de la AMPRE.

Los seis alumnos, siempre sonrientes, elaboraron dos tipos de tamales: el tradicional de elote y el de pollo con salsa verde. Con gran habilidad rellenaron la hoja de maíz con la mezcla, los enrollaron para que estuvieran bien empaquetados y salieran directo para la olla, donde se cocieron para su posterior consumo con un atole. 

La AMPRE, primera escuela en su tipo

Adriana no solo atiende la administración del lugar, que está ubicado en la calle Ahuacán número 8, colonia Cantera Puente de Piedra, Tlalpan, sino que platica con calidez con cada uno de los becarios de este programa. Se le acercan y ella, con mucha atención, escucha sus peticiones, sus quejas y hasta algunos chismes que le revelan.

Esta labor la heredó de los fundadores de la AMPRE, quienes iniciaron con esta organización desde hace 63 años, cuando el tabú todavía envolvía con gran recelo estas discapacidades en la sociedad. “Un grupo de mamás se reunió y empezaron a luchar por los derechos de las personas con discapacidad y abrieron la primera escuela especializada en México”, contó.

“Con el paso del tiempo comenzaron a ver que sus chicos tenían todas las capacidades que los doctores les decían que nunca iban a tener como caminar, hablar, ser independientes.Se dieron cuenta que tenían la capacidad de aprender”, agregó.

Actualmente, esta asociación se ha convertido en un colegio con residencia, es decir, hay alumnos que viven en las instalaciones con todas las comodidades de una casa. Algunos son personas que perdieron el apoyo de su familia por diferentes situaciones o que desean quedarse por la convivencia que tienen con sus compañeros.

A pesar de los estragos por la pandemia de Covid-19, que limitó sus recursos por la disminución de donaciones, la AMPRE tiene cerca de 100 personas beneficiarias; 60 que asisten de manera presencial, entre ellas 28 que son residentes, mientras que el resto toman las clases en línea.

“Siempre estamos tratando que la gente de afuera nos conozca y las personas que están adentro salgan para que el mundo lo vea trabajando, para que cuando vayan a la tamalería vean que son igual de capaces que cualquier persona que está sirviendo o que está cocinando. Solo es tenerles la confianza; tú confía en él y te va a dar su 100 por ciento y muchas veces dan el 200 por ciento y siempre están sonriendo”, expresó.

Tamales miniatura, un negocio familiar

Unos metros más alejados, en la calle Chica número 10, colonia Toriello Guerra, Héctor Ortega, hijo de Amparo, mantenía a flote a Tamales Miniatura, en uno de los días con mayor demanda del año. Aunque no tenía un total de vendidos o producidos, por lo menos en la mañana de este jueves llevaban más de mil 500 unidades repartidas.

“El Día de la Candelaria para nosotros y para las personas que se dedican a esto, es una fecha muy bonita, pero muy pesada”, reveló en entrevista, con una cara de cansancio, pues él junto a su hermano Daniel, dueños de la sucursal de Tlalpan, venían trabajando desde la mañana para cumplir con la demanda.

Generalmente trabajan cuatro personas en un día normal en el año, que son él, su hermano, su madre y su abuela. Sin embargo, a inicios de febrero, contratan a más de 14 personas, entre ellas familia y amigos, para completar con los pedidos, que llegan a ser de miles de tamales para un solo evento.

A pesar de ello, este negocio familiar, donde acumulan más de tres décadas de experiencia, se da el tiempo para apoyar a los alumnos de la AMPRE. “Nos dieron la oportunidad de trabajar en sus instalaciones y de enseñarles a los niños a hacer tamales. Fue muy divertido y se emocionaban al hacer los mini tamales; jugaban a hacer hasta unos más pequeñitos”, recordó.

Y es que, al final, los aprendices con orgullo mostraron sus creaciones ante la cámara, que los observaba divertirse con la clase. Cuando terminaron de envolver el último tamal, se aplaudieron por unos segundos y se fueron de la cocina con una sonrisa por su buen trabajo, esperando regresar a probar su platillo tras una jornada de actividades.

Fotos y video de Eduardo Alavez.

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