Los jóvenes que sufrieron estrés por algún factor relacionado con la pandemia de la COVID-19 presentan envejecimiento del cerebro, detectó un estudio de la Universidad de Stanford.
En la investigación Effects of the COVID-19 Pandemic on Mental Health and Brain Maturation in Adolescents, hallaron una reducción en el grosor cortical y hubo un aumento en el hipocampo y en la amígdala, zonas que controlan los recuerdos y modulan las emociones.
Si bien, en la juventud se experimenta un crecimiento de estas áreas, este aumento mayor podría tener repercusiones en la creación de recuerdos y en cómo los chicos reaccionen ante la sociedad.
Federico Bermúdez Rattoni, investigador del Instituto de Fisiología Celular de la UNAM señaló que, aunque no se sabe con precisión si estas alteraciones se van a revertir, sí se sabe que cuando una persona está expuesta a estímulos cognitivos y mecánicos el cerebro disminuye alteraciones como estas.
El encierro por la pandemia pudo haber envejecido también el cerebro de los niños, al no tener la interacción y el aprendizaje de la escuela, y dejar a un lado el deporte.
Durante 2022, los maestros manifestaron preocupación por síntomas como depresión, ansiedad y estrés en los menores, al regresar a las aulas, principalmente en Baja California, Chihuahua, Jalisco, Puebla y Tamaulipas.
El estudio VoCes-19, elaborado por el Population Council de México, con el Imjuve y la SEP, en 2021, reportó que, de los 123 mil participantes, 57 por ciento de adolescentes y jóvenes tuvo síntomas de ansiedad.
En la encuesta de Salud mental en la pandemia, de la UNICEF México 2021, se reportó que 87 por ciento de los participantes manifestó que en algún momento necesitó apoyo para gestionar sentimientos difíciles o estrés.
Bermúdez Rattoni compartió que espera que tras el regreso a clases presenciales se pueda ver una disminución a estas alteraciones.
“Si tuvimos dos años de encierro, pues, podemos pensar que en dos años el cerebro de los menores pueda revertir el envejecimiento”, dijo.
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