FUGA DE CEREBROS

T-MEC: México y Estados Unidos siguen construyendo su relación bilateral

El gobierno de Estados Unidos presentó una consulta por presuntas violaciones al T-MEC. Sin embargo, la historia demuestra que la relación con México solo se va fortaleciendo

NACIONAL

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El T-MEC, una nueva encrucijada Créditos: AFP

La historia no se repite, pero rima. La imagino como una espiral ascendente que construye sobre lo existente. La coyuntura de la relación México-Estados Unidos, me hizo desempolvar algunos textos del librero.

Un 29 de septiembre de 1922, se firmaba el Tratado De la Huerta-Lamont. Este acuerdo logró la renegociación de la deuda externa mexicana y acordó la privatización de una fracción de los ferrocarriles, principalmente, para compañías extranjeras.

Thomas Lamont lideraba una especie de cartel bancario sobre la deuda mexicana, autorizado por el Departamento de Estado americano, denominado el Comité Internacional de Banqueros con Negocios en México. Del otro lado de la frontera, los esfuerzos los lideraba el entonces secretario de Hacienda y Crédito Público, Adolfo de la Huerta.

Entre la privatización de los ferrocarriles y el pago de la deuda, también estaba en juego que el gobierno de Estados Unidos reconociera al gobierno de Álvaro Obregón, y así, poco a poco, generar mayor estabilidad política y económica en el México postrevolucionario.

Una vez firmado el acuerdo por decreto presidencial, los trabajos de negociación e implementación siguieron por años. En 1923 se dio el Tratado de Bucareli, reconociendo a Obregón como presidente. Dos años después, se volvieron a reajustar los términos del Tratado De la Huerta-Lamont, conocido entonces como el Enmienda Pani-Lamont, la cual fue fundamental para las finanzas nacionales y la fundación del Banco de México.

En su momento, se dialogó a través de mecanismos “poco sofisticados”, con deficiencias institucionales y con un México oliendo a pólvora. No obstante, ante las consultas y resoluciones de la época, la relación bilateral salió fortalecida.

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T-MEC, la nueva encrucijada entre México y Estados Unidos

A casi 100 años de lo susodicho, México y Estados Unidos vuelven a encontrarse en una encrucijada donde se intensifican las fricciones entre intereses públicos y privados de ambas naciones. Hoy, en el marco del Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC), Estados Unidos ha solicitado consultas para la resolución de disputas en materia de la industria energética en México.

Durante la época del TLCAN, se recibieron múltiples solicitudes para la resolución de disputas comerciales. Apenas en 2017, por ejemplo, México ganó una disputa ante Estados Unidos por la obstaculización en la venta de atún. No obstante, la relación sigue y se fortalece.

Los mecanismos de consulta y de resolución de conflictos instaurados en el T-MEC tienen una lógica y un propósito evidentes desde su definición: consultar y resolver. Veo con buenos ojos que hoy tenemos lineamientos, instituciones, expertos e historia que nos respaldan y nos guían para solucionar nuestras diferencias.

De acuerdo con los lineamientos del T-MEC, a más tardar el 3 de octubre habrá una resolución, o bien, una petición para el establecimiento de un panel para resolver la disputa. Pocos días antes, se celebrarían los 100 años de la firma del Tratado De la Huerta-Lamont.

Tras un siglo de su entrada en vigor, la relación entre estas dos grandes naciones se sigue construyendo. A principios del Siglo XX la disputa era por los ferrocarriles, en el Siglo XXI está en la industria eléctrica y energética, en el Siglo XXII será algo distinto. Los problemas están y seguirán estando, pero cada vez tendremos más y mejores mecanismos para solucionarlos. Esto, hay que celebrarlo y defenderlo. Nuestra historia no se repite, pero rima.
 

Por: Pedro Casas Alatriste L. es el director de Investigación y Políticas Públicas de la U.S.-Mexico Foundation. Economista por la U. Iberoamericana y Maestro en Políticas de Desarrollo Internacional por la U. de Georgetown. Twitter: @PedroCasas