PAISANAS AL GRITO DE SÍ SE PUDO

5 de mayo: un mariachi femenil conquista EU, le canta a la igualdad y lucha contra el machismo

Las 15 talentosas mexicanas saben que la clave para derrotar los antiguos estigmas alrededor del mariachi es la solidaridad y la alianza entre ellas. El Heraldo Digital habló con la directora justo en el marco del 5 de mayo, la celebración por excelencia de la comunidad mexicana en Estados Unidos

NACIONAL

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Emblema y orgullo de México, el mariachi es símbolo de identidad, fiesta y sonidos que exaltan variadas emociones; es una tradición que se ha transmitido de generación en generación y cuyas raíces fueron creciendo con el tiempo hasta traspasar fronteras.

Hoy es común escucharlo en diferentes regiones de Estados Unidos, Venezuela, Colombia, El Salvador, Italia, Francia y Japón, donde se han conformado agrupaciones con, inclusive, miembros de estos países. Sin embargo, no hay nadie mejor que un mexicano para hacer vibrar las cuerdas y trompetas que en automático sacan la figura charra que todos llevamos dentro.

Ser mexicano a lo lejos y convivir con otras culturas vuelve fundamental, para todos y todas las paisanas de este y del otro lado de la frontera, fortalecer algunas de nuestras tradiciones, tarea que desde hace 22 años ha llevado con orgullo Liliana Sánchez, directora del Mariachi Femenil Flores Mexicanas, en el Paso, Texas.

“Amamos tocar y llegar a la audiencia, hacerla llorar, reír y gozar de la música mexicana, esa es nuestra pasión, pero no sólo somos 15 mujeres que tocamos instrumentos, todas cantamos, bailamos y somos artistas”, declaró Liliana en entrevista con El Heraldo Digital. 

“Lilly” es originaria de Ciudad Juárez, Chihuahua, pero a los seis años emigró ilegalmente a El Paso junto con su madre y hermana. Ella, como millones de personas, fue testigo de las fuertes batallas que se libran en el país vecino después de cruzar la frontera. Hoy, su historia de éxito resuena junto con la de las otras 14 talentosas mujeres que conforman su agrupación.

Se pensaría que el gusto por el mariachi y el talento para cantar y tocar varios instrumentos surgió a temprana edad; lo cierto es que a pesar de su origen tricolor, Liliana conoció la magia de esta noble labor artística cuando entró a la Universidad de Texas a prepararse como maestra de música, gracias a los programas para inmigrantes que manejaba el estado.

“Conocí a varias personas que estaban en el mariachi; para mí no era muy familiar porque a pesar de ser mexicana no crecí con él, pero cuando empecé a juntarme con ellas, nunca pensé que hallaría una música que me llegara tanto al corazón”, comentó. 

Ahí mismo conoció a Isis, fundadora de Flores Mexicanas, quien al quedar impresionada de escuchar su potente voz, la invitó a formar parte de su grupo. Sin embargo, tras varias presentaciones la primera directora del mariachi decidió despedirse de su banda y dejarla a cargo de Liliana.

“Mis compañeros me motivaron a audicionar para el mariachi femenil porque decían que cantaba muy bien, y pues me puse a aprender guitarra porque en ese entonces sólo me sabía un acorde. Me pidieron que aprendiera un bolero, una ranchera y un huapango para presentarlos, y yo creo que impresioné a Isis porque me dejó entrar al grupo”, recordó entre risas.

Aunque en un principio hubo quienes dudaron de su capacidad como directora, Sánchez tomó las riendas y demostró con hechos que podía llevar a las “Flores” a lo más alto, consiguiendo amenizar todo tipo de eventos e inclusive acompañar en concierto a cantantes de talla internacional, como Lila Downs y Juan Gabriel, el divo de Juárez.

Flores Mexicanas contra el siglo XIX 

Algunas integrantes tienen otro empleo además de tocar en la banda, pero en las noches y fines de semana se convierten en charras, visten el cinturón piteado, hebilla, corbata, las icónicas botas y el inconfundible sombrero.

No obstante, Liliana reveló que algunas Flores se han visto orilladas a realizar un esfuerzo extra para permanecer en el grupo, mientras que otras han tenido que “desprenderse” definitivamente por diferentes razones, mismas que aseguró, si se tratara de un grupo varonil, no serían suficientes para abandonar el mariachi. 

“Las muchachas cambian cada año y es algo inevitable porque las mujeres somos diferentes a un grupo varonil: si sus esposas se embarazan, ellos pueden seguir tocando; si tienen un trabajo nuevo, siguen tocando; si tienen un caso equis, pueden seguir tocando. Las mujeres no, las mujeres si se embarazan, físicamente a veces no podemos seguir laborando”, explicó

Aunque actualmente esta industria —cuyas raíces datan de finales del siglo XIX y principios del XX— ha dejado atrás la tradición que dictaba que este símbolo de la mexicanidad estaba reservado sólo a los hombres, las Flores Mexicanas se han enfrentado en más de una ocasión a desafíos en materia de género.

“He recibido llamadas de clientes que nos piden informes y dicen: ‘ay, para ese precio puedo agarrar un grupo de hombres, son puras mujeres y no cantan tan fuerte’. Por eso es muy importante para nosotras seguir luchando para que nos traten igual y que vean que tenemos el mismo talento y ¿por qué no?, hasta mejor que ellos. No se necesitan hombres en este grupo, tenemos mucho talento y podemos cantar y tocar inclusive más fuerte”, afirmó.

A pesar de los momentos difíciles, nada detiene a las talentosas músicas, quienes saben que la sororidad entre ellas es clave para caminar juntas hacia la igualdad y derrotar antiguos estigmas, para hacer retumbar con sus potentes voces y al son mexicano su presencia en el país norteamericano.

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