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Miguel Ángel y Omar Treviño, los sanguinarios zetas que quemaban vivas a sus víctimas

Los tétricos personajes fueron dos de los más buscados criminales por las fuerzas federales en la llamada guerra contra el narco

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Los temidos hermanos Treviño, líderes del Cártel de Los Zetas Foto: Especial

En los inicios de la segunda década de los 2 mil, en plena guerra contra el narco iniciada en el sexenio de Felipe Calderón y que tuvo su continuación con Enrique Peña Nieto, dos cárteles de la droga se disputaban el control de la zona del Golfo de México, específicamente en los estados de Veracruz y Tamaulipas, los Cárteles del Golfo y un brazo armado que se desprendió de ese grupo criminal, el llamado Cártel de los Zetas.

Los Zetas son quizá el grupo delictivo más sanguinario del que se tenga registro hasta la fecha, el cobro de cuentas pendientes con sus enemigos en el trasiego ilegal de drogas, regularmente estaba marcado por la saña y la violencia extrema, fueron los Zetas quienes comenzaron a incendiar a sus víctimas o desaparecerlas sumergidas en ácido o desmembradas de una forma atroz.

Sus ‘métodos’ de intimidación fueron tan escandalosos que representaron todo un reto para las fuerzas federales, no sólo de México sino de los Estados Unidos, la Administración para el Control de Drogas (DEA) ofreció en su momento hasta cinco millones de dólares para quien ofreciera información sobre una de sus líderes más sanguinarios, conocido como el Z-42

Los líderes criminales más sanguinarios

Las cabezas del Cártel de los Zetas llevaban por nombres el Z-40 y el Z-42, el primero de nombre Miguel Ángel Treviño, es considerado uno de los más sanguinarios y despiadados capos del narco en México, el exlíder Zeta se caracterizaba por acabar con sus enemigos de una forma atroz, era su ‘sello distintivo’, mismo que mantuvo hasta el día de su captura el 15 de julio del 2013, durante un operativo militar en el que fue apresado junto con sus escoltas.

En tanto, el Z-42 conocido como Omar Treviño Morales, es el hermano de Miguel Ángel y sucesor del mismo en el poder luego de su captura, llegó a ser la cabeza del Cártel por azar, sin embargo, sus métodos no distaban mucho de los de su hermano, en sus declaraciones luego de ser detenido informó que asesino a unas mil personas.

Tanto Miguel Ángel como Omar se caracterizaban por desmembrar y ‘guisar’ a sus enemigos, desaparecerlos era uno de sus ‘pasatiempos’, ambos aprendieron dichos métodos de sus relaciones con otros líderes criminales, como Osiel Cárdenas Guillén, fundador de los Zetas y Ezequiel Cárdenas, alias ‘Tony Tormenta’, sicario del grupo criminal abatido en el 2010.

El Z-40 inició su carrera criminal en Dallas, Texas cuando aún era adolescente, desde entonces se caracterizó por hacer trabajos para el tráfico de drogas, además del robo de autos.

La clave para el ascenso del Z-40 dentro de la organización delictiva fue aprovechar las ‘bondades’ que le ofrecían los elementos desertores del Ejército Mexicano que fueron entrenados dentro del grupo de Fuerzas Especiales, además de ellos también se hicieron presentes algunos exsoldados de las fuerzas guatemaltecas, denominados ‘kaibiles’, los métodos de los exmilitares consistentes en desmembrar a sus enemigos, desaparecerlos en ácido y quemar sus cuerpos con gasolina fueron el sello distintivo del grupo criminal.

Luego de la detención de Osiel Cárdenas Guillén en el 2003, los Zetas entraron en un duelo frontal contra el grupo criminal que los vio nacer, el Cártel del Golfo, esa cruenta batalla duró hasta el 2010, en esos siete años dejaron una estela de dolor, sangre y muerte.

La disputa entre ambos Cárteles generó desolación en las zonas de guerra criminal por el control del tráfico de drogas, mientras que el Z-42 se dedicó a hostigar y matar a cientos de migrantes en su camino rumbo a la frontera con los Estados Unidos.

La terrible masacre de San Fernando perpetrada entre el 22 y 23 de agosto de 2010 en el ejido el Huizachal, donde 72 migrantes centroamericanos fueron brutalmente asesinados por miembros de los Zetas es una muestra de ello.

Y quizá el más terrible episodio de terror se vivió en la comunidad de Allende en Coahuila, los hermanos sospechaban sobre la traición de tres sujetos que integraban la organización criminal, las sospechas sobre el supuesto vínculo de Los Garza con la DEA detonó una masacre de la que oficialmente se tiene razón de 26 muertes, 20 de ellos familiares de uno de Los Garza, sin embargo, las versiones extraoficiales indican que al menos 300 personas desaparecieron durante el fin de semana del 18 al 20 de marzo de 2011.

Con la captura de ambos capos y el debilitamiento del Cártel, los Zetas poco a poco fueron perdiendo capacidad de acción en la zona hasta que finalmente dejaron de existir, de acuerdo con una investigación del periodista Sergio Aguayo, el Cártel de Sinaloa, liderado por Joaquín 'El Chapo' Guzmán tuvo entre su estrategia criminal, hostigar y acabar con los Zetas.