La ruta San Cristóbal-Pantelhó dejó de circular desde hace dos semanas. El transporte público llega hasta la comunidad La Esperanza, Chenalhó, a quince minutos de la cabecera municipal de Pantelhó que permanece cerrada por pobladores y la autodefensa El Machete.
Las personas que prefieren refugiarse en los municipios aledaños deben caminar por media hora sobre la carretera cargando sus pertenencias en bolsas y envoltorios.
Algunos elementos de la Guardia Nacional mantienen vigilancia desde Chenalhó y a unos metros antes del primer bloqueo que es resguardado por una multitud de hombres de diferentes edades, encapuchados y armados con machetes.
Revisan a cada persona que intente ingresar y que no pertenezca al municipio. Los encargados se comunican por radio con un segundo ‘filtro’ que se encuentra en la entrada de la pequeña ciudad donde está otro grupo mayor en número que se encarga de marcar el alto. También por radios matra avisan de los pormenores al comandante de la autodefensa El Machete y al párroco integrante de la Diócesis de San Cristóbal se Las Casas, Marcelo Pérez Pérez. “Ellos deciden quién entra”, dice uno de los encargados.
En la entrada mantienen una manta con los nombres personas que, al parecer, tienen vínculos con el crimen organizado en la región. Destacan a la alcaldesa Delia Yaneth Flores Velasco, y el edil electo, Raquel Trujillo Morales.
Los hombres encapuchados, algunos menores de edad, entran y salen de la cabecera municipal a bordo de unidades de carga tipo volteos sin placas y en camionetas de redilas, “no sabemos qué acciones vayan a tomar”, asegura Eduardo, vocero de la Sociedad Civil las Abejas de Acteal, vía WhatsApp.
En la gasolinera colocaron decenas de tinacos nuevos y otros materiales. Se aprecian varias casas quemadas, comercios destruidos y cuatro vehículos del municipio desvalijados.
La cabecera municipal completa se encuentra controlada, incluso caminos de extravíos, las personas que entran y salen, hasta la información que se difunde. “La idea es no regresen los delincuentes”, dice en voz alta un poblador.
En La Esperanza, la comunidad contigua de Chenalhó, las personas también fueron desplazadas y temen perder las cosechas de frijol. “Algunos ya volvimos pero no podemos ir a ver la siembra porque toda la zona está vigilada y aquí es mejor no saber nada”, cuenta un campesino tzotzil.
Aunque el gobierno de Chiapas insiste en el retorno de los desplazados de Pantelhó y Chenalhó, los indígenas continúan refugiados en San Cristóbal de Las Casas y algunas comunidades de Chenalhó sin los principales servicios y en espera de que el municipio recupere la paz .
Este miércoles fue impedido el paso a los medios de comunicación con el argumento de la falta de convocatoria.
dhfm