LEYENDAS

El dragón del exconvento franciscano, la leyenda más famosa de Zacatlán

Cuentan las personas que, cuando se estaba construyendo el convento, un indígena notificó a los frailes sobre la existencia de un gran animal que, antes de su llegada, ya agredía a los nativos

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Este templo católico se fundó en 1562.Foto: Instagram @alanromCréditos: Instagram

Zacatlán forma parte del programa de Pueblos Mágicos en el país y, además de ser una tierra fotogénica, le hace honor al nombre con una de las leyendas más famosas del lugar: El dragón del exconvento franciscano.

Este templo católico es uno de los tantos dedicados a San Francisco de Asís y se fundó en 1562. Su construcción duró cinco años y es de los primeros templos católicos construidos en América, por lo que también es uno de los más antiguos.

Cuentan las personas que, cuando se estaba construyendo el convento, un indígena notificó a los frailes sobre la existencia de un gran animal que, antes de su llegada, ya agredía a los nativos. Les contó que habían intentado casarlo en varias ocasiones, aunque todas sin éxito.

Debido a su gran tamaño y a su fuerza superior inspiró respeto y cierta veneración entre los integrantes del pueblo, por lo que llegaron a considerarlo como un animal sagrado.

Incrédulos ante semejante relato, los frailes dijeron que atraparían a la bestia y, según la leyenda, lo consiguieron. Al poder observar de cerca a la maravillosa criatura, quedaron maravillados, pues mostraba características fascinantes.

Hay quienes dicen que los frailes lo consideraron obra del diablo, pues nunca habían visto algo así. Con la intención de mantenerlo vigilado, se decidió que el dragón fuera resguardado en algún lugar de la iglesia del convento.

Foto: Instagram @mariana.wt

El lugar elegido fue el sótano del inmueble y, una vez acondicionado para que el animal pudiera permanecer ahí, los frailes lo encerraron y se hicieron cargo de él.

Se creía que la criatura era una obra del demonio 

La noticia recorrió la región y provocó que visitantes locales y externos acudieran a observar al dragón. Al principio, les permitían verlo. Sin embargo, con el paso del tiempo prohibieron las visitas a este ser mítico, pues argumentaron que era una obra del demonio para desviar al pueblo de la creencia religiosa recién inculcada.

Cuando ocurría algún sismo en el lugar, los pobladores aseguraban que era la furia descontrolada del dragón por estar encerrado, en condiciones de hambre y por no poder escapar de los cimientos del convento.

Los frailes, para calmar el enojo del animal, solicitaron doble diezmo a las personas que se encontraban ahí, lo que desató hipótesis como que el dragón era un invento para atemorizar al pueblo y que el diezmo que cobraban era para beneficio de los frailes.

Sin embargo, en el templo existe un paraje atrás del Altar mayor de la iglesia que, se dice, se comunicaba con la iglesia parroquial. Para algunos investigadores fue sorprendente descubrir que, debajo del piso de la iglesia, se encuentran túneles y galerías gigantes desiertas.

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