Cortarle orejas o cola a una mascota, o aún peor: ambas, con el argumento de “para que se vea más bonito”, “más rudo” o simplemente porque nos hemos acostumbrado a ver ciertas razas de perro de cierta manera, sin otra justificación le causa un daño irreversible.
La cola es la continuación de su columna vertebral y juega un papel importante para su equilibrio al correr, girar y saltar. El corte atraviesa muchos nervios altamente sensibles en los tejidos, incluyendo piel, cartílago y hueso. Los cachorros son expuestos al dolor y posibles infecciones posteriores. Los animales padecen un sufrimiento innecesario.
Los diputados de Jalisco promueven reformas a la Ley de Protección y Cuidado de los Animales anunciadas recientemente “se restringirán todos los procedimientos que no estén justificados o tengan un fin zootécnico y sean supervisados por un médico veterinario”.
La relevancia que se aprueben estas reformas significa que los animales quedarán protegidos de perforaciones, corte de cola y orejas, entre otras modificaciones que por capricho de criadores o de sus humanos responsables aún se les realiza a muchos perros.
Cabe mencionar que las mutilaciones de las orejas se hacen con anestesia general (con el riesgo que conlleva) y luego tienen que estar una temporada con los incomodísimos canutillos para que les queden tiesas. Con esta mutilación se afecta el pabellón auricular, que es el que permite que el perro mueva sus orejas y capte adecuadamente los sonidos y su ausencia puede ocasionar otitis frecuentes.
Los perros se comunican con humanos y con otros perros a través del lenguaje corporal. Las posturas de sus colas expresan muchas cosas: si están tranquilos y contentos, si están relajados, si tienen miedo o si están tensos y listos para el ataque.
Para mostrar su estado emocional también usan las orejas y cuando un perro las tiene permanentemente rectas y hacia arriba, lo que “notifica” a los demás es que está en un en alerta constante y con mucha tensión.
Puede parecer superfluo, pero estos perros que suelen ser de raza Bóxer, Rottweiler, Dóberman, Gran Danés, Pitbull, Schnauzer, Pincher, Terrier o Poodle, tienen muchas dificultades para relacionarse con los de su misma especie, resultando generalmente en ser rechazados o en casos más extremos en enfrentamientos violentos.
¿Qué observa usted en las fotos que ilustran este artículo? ¡Son perros! Nuestros mejores amigos, compañeros leales y a los que deberíamos proteger de cualquier cosa que afecte su salud, les provoque un trauma, aislamiento, heridas y dolores inútiles.
Por Rocío Gómez