Su casa de madera, ubicada en lo alto de una de las montañas de la región triqui de Oaxaca, fue adaptada como un salón de clases. El profesor Sergio Fernández Gabriel decidió apoyar a sus alumnos para que continúen con su educación ante los retos y carencias que develó la pandemia de COVID-19.
Sin embargo, a punto de reanudarse el ciclo escolar, el próximo 11 de enero, el maestro valora la situación para retomar sus clases.
Desde hace 10 meses, al igual que miles de planteles educativos en el país, la Escuela Primaria Emiliano Zapata, de la localidad de Miguel Hidalgo Chicahuaxtla, Putla Villa de Guerrero, cerró sus puertas por la emergencia sanitaria.
Pero la falta de computadoras, celulares, televisores e internet complicó la educación a distancia de una docena de menores, por lo que el profesor puso a disposición de los estudiantes los recursos que tenía a la mano, entre ellas su vivienda y el transporte. En su comedor, los estudiantes reciben clases a través de la TV, siempre guiados por el maestro, debido a que su lengua materna es el triqui y hay palabras que no entienden. Sergio colocó una banca de madera que él construyó para que los niños de otros grados puedan hacer sus trabajos.
Te podría interesar
En el patio, puso un columpio y algunos juegos sencillos para que sus alumnos puedan convivir en la medida que lo permite la pandemia. Además, el profesor dispuso de su vehículo, con el que recorre ocho kilómetros, para trasladar a los estudiantes de su casa a sus hogares.
Pese a que este modelo educativo ha funcionado en esta localidad de Oaxaca, el maestro no recomendó aplicarla en otras comunidades con mayor número de habitantes y estudiantes.
Ahora, el maestro Sergio analiza si es conveniente para los menores retomar el modelo con el que ha procurado seguir enseñando.
Por Carina García