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Episcopado ora por las otras víctimas

NACIONAL

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La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) oró por las más de 61 mil personas fallecidas en México a causa del COVID-19, y por los que no han sido incluidos en la cifra oficial de la Secretaría de Salud. Llamó al país a mantener la esperanza.

El vocero y secretario general de la CEM, Alfonso Miranda Guardiola, lamentó las miles de muertes y pidió a la sociedad “orar” por ellos, por sus familias y por el personal médico que atiende a los enfermos por el virus.

“Hoy que México superó las 60 mil muertes por COVID-19, oramos por todos los hermanos y hermanas que han perdido la vida, y por aquellos que no están incluidos en estas cifras, por las personas enfermas; sus familias, y por el personal de salud”, escribió el obispo en su cuenta de Twitter.

Por otra parte, el arzobispo Rogelio Cabrera López, presidente de la CEM, dedicó la misa dominical que celebró ayer en la Catedral Metropolitana de Monterrey “por el fin de la pandemia y por la salvación eterna de los que el Señor ha llamado a su presencia”.

“Pedimos por las hermanas y hermanos que han muerto a causa del COVID-19, nos unimos a sus familias con ese sentimiento de dolor, pero también de esperanza y oración…

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“Ahora pedimos por los que aun vivimos, especialmente pidamos por los enfermos que sufren en los hospitales o en sus hogares, para que Dios les dé la fuerza y puedan superar la enfermedad”, dijo el arzobispo.

En tanto, desde la Basílica de Guadalupe, el arzobispo primado de México, Carlos Aguiar Retes exhortó a la sociedad a ser solidarios “de forma creativa para hacer frente a las consecuencias de esta pandemia”, oró para que los mexicanos sean “valientes para acometer los cambios que se necesitan en busca del bien común”.

“Cuando vivimos una tragedia, un drama, un sufrimiento, una enfermedad que parece no tener fin, limitados por nuestra natural miopía, generada por existir en el tiempo, nos impide avizorar la intervención de Dios, porque la necesitamos ya, y la esperamos como yo la deseo. Sin embargo, es nuestra oportunidad de intensificar nuestra fe y aprender a vivir bajo el misterio, y confiando en la providencia misericordiosa de Dios”, dijo el cardenal.

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Por Iván E. Saldaña

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