Ser bombero, con fuego en el corazón para salvar vidas

Guadalajara en tres décadas ha cambiado enormemente su arquitectura, el crecimiento de su población, sus casas habitación, se multiplican las edificaciones verticales. Todo esto se vuelve un desafío cuando surgen las emergencias. Simplemente en un incendio se demanda mayor habilidad y fortaleza de los bomberos para salvar vidas y controlar la conflagración.

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Guadalupe Dávila está cumpliendo 30 años en la corporación de Bomberos de Guadalajara, en entrevista con El Heraldo de México explica cómo se ha transformado la actividad en una ciudad que no para de crecer.

“Los incendios han evolucionado, al igual que la tecnología, los incendios son más agresivos, las edificaciones son más complejas, las casas tienen más niveles. La Ciudad de Guadalajara ha ido creciendo verticalmente, no hay condiciones como anteriormente lo teníamos. Los incendios en casa habitación no son todos iguales, cada uno tiene sus diferencias y complejidad”.

Anteriormente para llegar a un servicio el tiempo promedio era de 8 a 10 minutos, ahora se ha reducido a dos o tres minutos, lo que incrementa las posibilidades de salvar vidas.

“Antes cubríamos de 5 a 8 minutos dependiendo la distancia. Por ejemplo, estuve mucho tiempo en base 2 y cubríamos Huentitán y Lomas del Paraíso. La infraestructura ha obligado a tener más estaciones. Ahorita hacemos hasta dos minutos en llegar al servicio, necesitamos estar más rápido con la gente”.

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Guadalupe es de los bomberos tapatíos en activo que ha sido testigo de la modernización en la heroica institución, lo que le ha permitido desarrollar y mejorar habilidades que no sabía que tenía.

“La tecnología actual es muy diferente. Hoy es más demandante porque hay más trabajo, hay más casas, más edificios, más vehículos, hay más necesidad. Antes nada más cubrimos cinco bases, ahora son otros 14 módulos. Yo entré a la corporación en 1990, a los 18 años.

Estaba soltero. Entonces todo es adrenalina, no mide los riegos o peligros. Era adrenalina puro, con la sirena encendida en los vehículos de combate de incendio, el personal iba en la parte de atrás a todo lo que da, toque de campana, literalmente postrado en machapie agarrándose del pasamanos. Ahora no es posible, son vehículos de doble cabina”.

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Desde la capacitación se percibe la transformación, antes era el aprendizaje con cuaderno y lápiz, pero ahora los nuevos uniformados viven incendios en realidad virtual como parte de la instrucción, reconoce.

“Al ingreso a la academia trabajamos con nuestro cuaderno, lapicito y manual de hojas. Nos poníamos a platicar experiencias. Ahora tenemos que adaptarnos a las nuevas tecnologías con computadora, tablets, celulares, conferencias virtuales y manuales digitales. Una infinidad de cosas con base a normas (de calidad)”.

Lo que no cambia es el corazón que los mueve para salvar la vida de personas que no conocen. Y hay momentos en que los sentimientos cobran mayor fuerza y enseñan que el lado humano en ocasiones se impone.

Guadalupe recuerda especialmente cuando se casó y tuvo a su primera hija, todo su trabajo cambió. Un día estaba de guardia en la Base 2 y acudieron a un incendio en una vecindad. La mamá había salido a la tienda y dejó la plancha encendida. Su bebé de meses se había quedado acostada en la cama. Al arribar los tragahumo, el departamento estaba complemente encendido.

"Nos separamos unos para apagar el incendio y otros para rescatar al bebé. Nos metimos, yo saqué a la bebé y la tendí en el piso para ver sus signos vitales y darle reanimación. Yo en ese tiempo tenía a mi primera hija de meses, literalmente vi el rostro de mi criatura y entré en shock. Tuve que pedir que alguien más, un paramédico, que la auxiliara. Cuando hay vidas de niños indefensos en riesgo es cuando te remueven los sentimientos. Aunque seas bombero, un héroe o Superman. Somos seres humanos, tenemos sentimientos”, recuerda el uniformado.

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Para el oficial Dávila, la Unidad de Bomberos en Guadalajara está entre el ranking internacional por su calidad de servicio y profesionalización, por el apoyo que han dado tanto el alcalde Ismael del Toro como el director Felipe López. Irónicamente la mayor tragedia tapatía, las explosiones del 22 de abril en el sector Reforma marcó un antes y un después en la corporación.

“Yo viví las explosiones del 22 de abril. Se ha invertido mucho en recursos, en preparación, en personal. Es uno de los mejores a nivel nacional. Todos tenemos el espíritu de servir. En Guadalajara se tiene una pasión por servir a la ciudadanía, incluso la sangre nueva que va llegando tiene el espíritu de llegar a una corporación reconocida a nivel internacional.

No se les olvide que estamos para servir a la ciudadanía. El traje de bombero no es un traje de Superman, ponerse el equipo de bombero no quiere decir que nos quitemos los sentimientos, al contrario somos seres humanos, bomberos, sentimos y es una labor hermosa y loable. ¡Yo soy bombero Guadalajara!”, finalizó.

POR ADRIANA LUNA

ialc

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