Dos enfermeras y un enfermero fueron blanco de agresiones en diferentes entidades, por personas que los acusaron de propagar el COVID-19. Dos de las víctimas de los ataques fueron bañadas con cloro y a una más la obligaron a abandonar su casa.
A Mel Morada le impidieron, la noche de ayer, ingresar a su domicilio, en la comunidad de Lo de Marcos, en Bahía de Banderas, Nayarit.
Pobladores la acusaron de ser un foco de infección de COVID-19, por su trabajo como enfermera en el hospital de la comunidad de San Francisco, donde falleció una persona por este virus.
“Hoy temí por mi integridad al momento que me negaron el acceso al poblado donde actualmente vivo (…) sólo por ser personal de Salud”, expuso. Relató que incluso le ofrecieron pagar la renta de una casa en San Pancho, como se conoce su lugar de trabajo. Tras una llamada a sus compañeros del hospital y otros contactos, logró ingresar a su casa –apurada por una mujer que la escoltó– para recoger sus cosas y no volver.
También un enfermero fue bañado con cloro en una tienda comercial de Reynosa, Tamaulipas. Sus agresores lo acusaron de estar propagando el coronavirus.
La víctima, Luis Gerardo Ramos, señaló que, por sus horarios de labores, tuvo que acudir a una tienda portando cubrebocas y uniforme, por lo que le arrojaron una botella de cloro. “Una señora, diciendo que nosotros, personal de Salud, estamos infectando a Reynosa. ¡Por Dios santo! Nosotros no trabajamos matando personas, nosotros cuidamos a personas”, dijo.
Otra agresión a personal médico se registró en Querétaro, luego de que a una enfermera le lanzaron cloro cuando terminaba su jornada laboral, en Cadereyta.
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La directora de los Servicios de Salud estatal, Martina Pérez, indicó que el caso fue puesto en conocimiento por la dirigente sindical; sin embargo, no fue identificado el agresor.
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Por Karina Cancino, Carlos Juárez y Fernando Paniagua
Corresponsales
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