Se niega a callar

El mariachi que alegró a Tlatelolco el sábado pasado, pide ayuda para mantener viva esta tradición mexicana.

Mario Villegas, mariachi de tercera generación, relató a El Heraldo de México que acudieron a la unidad habitacional, contratados por un amigo para que le llevaran serenata a su esposa.

Aseguró que fue un momento “mágico”, que quedó plasmado en la redes sociales, ya que la gente, que estaba encerrada en sus departamentos por el tema del coronavirus, se asomó por las ventanas a escucharlos, les aplaudieron, cantaron y hasta hicieron la “coperacha” para que se quedaran un rato más y tocaran varias canciones.

Sólo que ahora, precisamente por la emergencia sanitaria, atraviesan por una situación de crisis en la que han visto disminuidos sus ingresos por la situación económica, lo cual, se agrava por el COVID-19, y poco o nada son contratados para las serenatas o fiestas familiares o privadas.

Villegas Arenas, quien tiene dos hijos, uno de 19 que es trompetista y otro de 15 años, expuso que cada vez, es menos la gente que acude a la Plaza Garibaldi, y a esto se le suma que los establecimientos alrededor de la plaza, se encuentran cerrados, por lo que tienen nulos ingresos para llevar el sustento a la casa.

“Ahorita con todo cerrado ni gente entra a la plaza de Garibaldi. No somos asalariados, entonces si no hay trabajo no generamos, no somos como otras personas que tienen un sueldo y si no labora, por ejemplo, ahorita con la contingencia tienen su sueldo seguro, tiene su trabajo seguro”, comentó el músico.

Aseguró que la única forma de sobrevivir es que la gente los contrate, por lo que aún con la emergencia sanitaria, continuarán a la espera.

“Híjole, pues en verdad el mejor apoyo que nos podrían dar es que lleguen en la plaza a contratarnos, es el mejor apoyo. Estaría demás decirte que me ayuden con una despensa”.

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Por Almaquio García
lctl

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