Bajan cortina por emergencia

"Es el último día, el mercado cierra; a partir del 1 de abril sólo habrá servicio vía app”, explica Aldo Rodríguez, propietario de un negocio de costillas barbecue del Mercado Roma.

El suyo fue uno de los cuatro negocios que abrió por última vez antes de que la contingencia sanitaria por COVID-19 los mantenga en la banca por tiempo indefinido.

Hace apenas dos meses, los 54 establecimientos que conforman el Mercado Roma lucían abarrotados.

Aldo tiene un empleado. En los últimos días sólo le pagó la mitad de su salario. Sus ventas bajaron 80 por ciento.

En el mismo caso está Héctor Méndez, propietario de un negocio de paella. Él alterna a sus tres empleados sin bajarles el salario. Sus gastos mensuales son de 50 mil pesos. Sus ingresos actuales no superan los 30 mil.

“Por forturna, el mercado no nos cobrará la renta de abril, pero la economía se va a caer. Un restaurante se muere luego de 16 días sin recibir ingresos; 16 días tenemos de vida”, lamenta.

A unos pasos del Mercado Roma, Francisco Meraz, gerente de la pastelería francesa La Bohème también se lamenta: “Teníamos 50 personas laborando en toda la marca. Ahora sólo trabajan cinco. No sabemos cuánto tiempo vamos a resistir”.

Otros restaurantes libran mejor su reconversión. El café NIN, en Havre 73, colonia Juárez, atiende sólo pedidos para llevar: “Vendemos menos pero no nos quejamos; nuestra clientela nos conoce”, dice Carlos, mesero.

INICIATIVA #COMECDMX

Jack Sourasky administra una cadena de 14 restaurantes entre los que se encuentra el Tori Tori. Desde que comenzó la contingencia, sus ingresos bajaron en 90 por ciento. Ha mantenido abiertos seis de sus establecimientos, rotando a sus 700 empleados.

“Tengo para pagarles un mes, pero están perdiendo propinas. Después, no sé lo que vaya a pasar”, asegura.

Para hacer frente a la crisis por COVID-19, él y una centena de grupos restauranteros lanzaron la iniciativa #ComeCDMX para exhortar a sus antiguos clientes a pedir comida a domicilio.

 

“Les pedimos que no nos olviden. También promovemos que los repartidores observen medidas de higiene, usen tapabocas y guantes para que la gente confíe”, explica.

Hasta ahora, la respuesta no ha sido muy buena: “Confiamos en que, al paso de las semanas, la gente se canse, y recurra más a las aplicaciones”.

Por Nayeli Cortés
lctl

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