Las abuelitas y los abuelitos de los asilos, albergues y estancias en Yucatán no reciben visitas de familiares en la actual contingencia sanitaria por el coronavirus COVID-19. No podrán pasar momentos de convivencia con ellos al menos dos meses más, lo importante es evitar riesgos, ya que son un grupo altamente vulnerable.
Tan sólo en Mérida, se tiene el registro de más de 20 de estos lugares que brindan cuidados, techo, comida y atención médica a los adultos mayores, en donde las medidas de higiene se han reforzado desde que se anunció la llegada de la enfermedad a la entidad.
[nota_relacionada id=938299]Y es que su labor no es nada sencilla: tienen que cuidar a las personas más vulnerables a este virus, debido a que casi todos presentan padecimientos diabéticos, de hipertensión, entre otras enfermedades, que los exponen con mayor facilidad al contagio.
La psicóloga Georgina Romero Marrufo, quien tiene amplia experiencia dirigiendo estancias para adultos mayores, recordó que debido a que este grupo tiene padecimientos propios de su edad, su sistema inmunológico es débil y por eso son más propensos a contraer coronavirus.
Por eso dentro de los protocolos que se manejan a nivel nacional, se recomienda que no reciban visitas. Eso es difícil, porque ellos sufren cuando no hay el acompañamiento de un familiar, pero es necesario”, señaló la experta, quien está a cargo de la Estancia Romero.
La especialista dijo que en todos los asilos debe prevalecer el lavado de manos, estar atentos a cualquier síntoma que presenten, así como hidratarlos y darles vitaminas, pero sobre todo que se aplique el distanciamiento social.
“Platicando con ellos, me decían que nunca habían pasado por algo similar; es la primera vez que se tienen que aislar. Pero no están alarmados por ellos, no piensan que se pueden contagiar, más bien están preocupados por sus hijos que tienen que ir a trabajar o por sus nietos que están en la calle, porque consideran que están expuestos”, señaló Romero.
Yucatán es la entidad con más adultos mayores: 232 mil 713 personas tienen más de 60 años, indica el Inegi. La temperatura casi todo el año supera los 30 grados. Los asilos privados de Mérida cobran al mes de seis mil a 25 mil pesos, dependiendo de los servicios que ofrecen.
Tanto en los asilos privados como los que dependen de la beneficencia pública o son dirigidos por asociaciones civiles de Yucatán, se ha restringido el acceso, nadie puede visitar a los abuelitos.
Tal es el caso del asilo La Divina Providencia, ubicada en la colonia Maya, en donde se prohibieron las visitas familiares hasta que termine esta crisis sanitaria, por lo que sus inquilinos están prácticamente aislados.
[nota_relacionada id=938113]De hecho, evitamos tener contacto con los abuelitos. Platicamos con ellos a la distancia, pues al ser un grupo vulnerable, tenemos que tener mucho cuidado para que no se enfermen”, indicó Alejandro Moo Mezquita, quien labora como personal administrativo en ese sitio.
Precisó que ahí viven 73 adultos mayores y que la gran mayoría no está al tanto de lo que está pasado con el COVID-19 en México. “No tienen la noción de la gravedad, debido a su avanza edad y porque muchos son pacientes psiquiátricos”, agregó.
La responsabilidad de las enfermeras y trabajadores de La Divina Providencia es muy grande, ya que 75 por ciento de los abuelitos que viven ahí no tienen familiares; están solos, son personas que estaban en situación de calle y nadie se hacía cargo de ellos.
En el Hogar del Anciano Betania, localizado en la comisaría de Cholul, también se endurecieron las medidas de higiene, en las puertas hay filtros sanitarios en los que el personal tiene que ponerse gel antibacterial, cubrebocas y hasta limpiarse los zapatos. Con cámaras vigilan que todos cumplan con estas normas, pues lo más importante es la salud de sus abuelitos.
“Si la situación con el coronavirus se agrava en Yucatán. Estamos planeando que todo el personal de enfermería se quede aquí adentro, hasta que todo pase. Esperemos no llegar a eso”, comentó el encargado del lugar, Jorge Simá Uicab, quien explicó que el asilo se sostiene económicamente mediante donativos.
En Betania cuidan a 23 adultos mayores, que tampoco van a recibir visitas de familiares hasta nuevo aviso, por el momento nadie entra ni sale, pues todos son vulnerables.
“Muy pocos están conscientes de lo que ocurre, a su edad no prestan atención a esas cosas, sólo se enteran los que ven televisión. Lo que sí es que todos se dan cuentan que las medidas de higiene aumentaron y ellos ponen de su parte para cuidarse entre todos”, comentó.
Donde también hay preocupación es en el albergue Jesús de la Misericordia, que está en el tradicional barrio de Santiago, en el centro histórico. Ahí viven 30 abuelitas y abuelitos que no cuentan con parientes, todos fueron abandonados y por azares del destino llegaron ahí.
“¡Estamos horrorizados! Con uno de mis abuelitos que le dé coronavirus contagia a los otros y a su edad, eso sería fatal”, declaró Landy Carrillo Salazar, quien desde hace más de dos décadas se encarga de ese asilo en el que habitan adultos mayores que en promedio tienen 80 años.
Para evitar contagios, las normas han cambiado. Ahora se bañan dos veces al día, se lavan las manos con gel antibacterial a cada rato, no pueden cruzar al parque a pasear y se suspendieron los bailes de danzón de los martes por la noche, su principal pasatiempo.
Todos aquí somos familia, nos queremos mucho, por eso siempre nos estamos apapachando, es lo que ellos necesitan y lo que yo necesito, mucho cariño y amor. Pero ni modo, con esto del coronavirus también suspendemos los apapachos”, dijo Landy, quien aseguró que mientras ella viva, nunca los dejará solos, mucho menos en estos tiempos de pandemia.
En el gobierno del estado y en el ayuntamiento de Mérida le dieron licencia con goce de sueldo a los burócratas mayores de 70 años.
El alcalde Renán Barrera pidió a las empresas de la Cámara de Comercio de Mérida que tomen medidas para que sus empleados de la tercera edad permanezcan en sus hogares, principalmente quienes trabajan como empacadores en los supermercados.
La especialista Georgina Romero Marrufo declaró que desde la Bioética es complicado decidir a quién no darle atención médica cuando ocurren crisis sanitarias, pero, recalcó, no habría por qué negarle ese servicio a los adultos mayores. [nota_relacionada id=937144]
POR HERBETH ESCALANTE / CORRESPONSAL
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