Durante la emergencia por el coronavirus se suspendieron las vacaciones en las unidades de Protección Civil y Bomberos en la Zona Metropolitana de Guadalajara, solo el personal administrativo tuvo descanso. Las mujeres tragahumo que son también madres jefas de familia tienen el desafío de trabajar largas jornadas pero garantizar que sus hijos estén cuidados física y emocionalmente en medio de una emergencia sanitaria.
“¡Sí es un reto, no solo para nosotras sino para nuestros hijos! El hecho de no salir a calle y a pesar de realizar actividades escolares en casa (con los niños), es complicado. Ellos extrañan la convivencia con sus compañeritos y para nosotros además del trabajo acá, hacerla de maestras llegando a casa”, apuntó a El Heraldo de México, la comandante del Área de Gestión Integral de Riesgos en la Coordinación General de Protección Civil y Bomberos de San Pedro Tlaquepaque, Sandra Hernández.
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La situación se vuelve complicada cuando no hay nadie que cuide de los menores quienes tienen actualmente escuela a distancia. Ellas echan mano de una red de apoyo con abuelos, familiares y amigos. Cuando de plano no hay quién cuide a los niños, la dependencia entonces da facilidades para que la mamá permanezca en casa. Las compañeras se ayudan mutuamente para salir delante de sus responsabilidades sin descuidar la atención a la ciudadanía.
Al regresar a casa, tras jornadas extenuantes de trabajo, de inmediato deben seguir protocolos de higiene para evitar todo riesgo de contagio.
“Para mí el principal reto en esta contingencia ha sido salir a trabajar con la zozobra de qué me voy a encontrar. Si nos llaman a un servicio donde tengamos que atender a una persona infectada o que incluso llegue ahí a la base a pedir ayuda. Es un peligro latente desde el momento que pones un pie fuera de tu casa. Al finalizar el día laboral viene esa otra parte de si llevas a casa esos virus donde te espera esa personita que al llegar se te abraza, te besa y quiere estar contigo”, reconoció la primer oficial, Brenda Luna.
Foto: Especial
Hernández añadió que despojarse inmediatamente de zapatos y ropa, entrando directamente al baño es primordial antes de fraternizar con sus hijos.
“Si hay algo de temor de que andas en la calle y te puedes contagiar, al tener contacto con muchas personas. Lo primero que quiere hacer mi hija es abrazarme y darme un beso. Ahora es, ¡primero me sanitizo! Me baño y tomo todas las medidas necesarias antes de llegar con ella”, finalizó.
POR REDACCIÓN DIGITAL EL HERALDO DE MÉXICO
ialc