Muere la mujer más longeva de Jalisco; se quedó esperando la visita de AMLO

María Félix Nava, la mujer más longeva de Jalisco murió a los 119 años de edad. Ella anhelaba disfrutar de su fiesta de cumpleaños 120 -el próximo 20 de julio-, había invitado hasta al presidente Andrés Manuel López Obrador. Todavía hace unos días daba instrucciones a su hija de que quería música de banda y que se reunieran sus hijos, nietos y bisnietos. Pero ella no sabía que moriría en tiempos de emergencia sanitaria por coronavirus y sus nietos residentes en Estados Unidos no pueden salir por la restricción de vuelos.

Los padres de Mariquita fueron ejecutados durante la época Cristera, cuando ella era una niña. Desde entonces, ella sola se enfrentó a la vida. Comía nopales y otros vegetales que crecían en los cerros. En la adolescencia se casó y tuvo descendencia. Posteriormente su esposo murió.

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“La muerte no me quiere. Nada más pasa por aquí, muchas veces, pero a mí, ni me voltea a ver”, dijo a El Heraldo de México hace unos meses.

“No te fíes de San Pedro”, le decían sus hijos en broma.

Durante el velatorio en su casa ubicada una colonia humilde e insegura del municipio de San Pedro Tlaquepaque, Jalisco - a donde se dieron cita familiares, amigos y vecinos-, se recordaban sus palabras:

“Pues mira, ahora San Pedro sí la tuvo en su lista. Ya estaba cansada de ver tanta violencia y sufrimiento”, decía su hija Cuquita.

Mariquita sostenía que ni en la Cristiada o en la Revolución, le había tocado ver tanta mortandad y crueldad como en la ola de violencia que se vive en la actualidad. También le tocó vivir la era digital, sus nietos le enseñaban videos en teléfonos inteligentes. A su puesto de dulces, en la puerta de su casa, se acercaban los niños del vecindario para escuchar historias y sus consejos de vida. Incluso cuando tenían tareas escolares, acudían a ella para conocer sobre los personajes de la historia de México -aunque ella no sabía leer, nunca fue a la escuela-.

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Mariquita, como le decían sus amigos de cariño, se cayó recientemente y una fractura de cadera la mantuvo hospitalizada una semana. Estuvo postrada en cama sus últimos días, pues los médicos no pudieron intervenirla quirúrgicamente por su avanzada edad. Finalmente, estar inactiva le trajo tristeza y dejó de existir, coinciden sus familiares. Ella murió preocupada, no por su salud, sino por la amenaza de desalojo que vive su familia, luego de un préstamo leonino que se pidió para salir de una emergencia. El gran anhelo de Mariquita era la solución de ese conflicto para garantizar a su descendencia un techo donde vivir.

Mariquita amaba la vida, decía que el secreto de su longevidad era tomar una “cerveza chiquita” a diario y no tener marido. Así que este fin de semana, le destaparon su cervecita y la pusieron en su féretro para que ella descanse tranquila. Este lunes será sepultada.

POR REDACCIÓN DIGITAL HERALDO DE MÉXICO

ialc

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