La comunidad indígena de Tzurumutaro, en la zona lacustre de Michoacán, tuvo que acoplarse a la nueva normalidad y vivir de una manera diferente su tradición prehispánica que sobrevivió a la conquista española: la Noche de Ánimas.
Por primera vez en la historia de este pueblo originario, sus muertos no podrán ser velados como lo dicta la tradición purépecha, pues las autoridades locales determinaron el cierre del cementerio de Tzurumutaro a las 20:00 horas de este 1 de noviembre, esto como parte de las medidas sanitarias para evitar contagios de Covid-19 en medio de la celebración de Día de Muertos.
Ancianos, considerados como población en riesgo, se mantienen apacibles a un lado de los sepulcros mientras niños corren por todo el cementerio para, tumba por tumba, pedir a las familias y turistas un dulce o una moneda.
En una de las sepulturas se encuentra la señora Cirila Medina, quien junto a sus dos nueras y sus nietos, adorna con flores de cempasúchil las tumbas de su madre, su suegro y un tío fallecidos.
Con tristeza, reconoce que será una fecha inolvidable e inédita.
"Me siento triste porque no se va a celebrar como antes, como se debe, pero de todas maneras aquí estamos no olvidando a las personas, es más grande el fervor y ni modo de no venir.
"No vino toda la familia, los demás se quedaron en casa. Nunca había pasado esto, es algo que quedará para la historia", asegura la señora oriunda de esta localidad.
A diez kilómetros de Tzurumutaro, se encuentra el panteón de Tzintzuntzan, punto más concurrido de esta Animecha Kejtzitakua - Fiesta de Ánimas, en purépecha-, donde la presencia de visitantes foráneos, incluso extranjeros, es más notoria que en cualquier otro punto de la región lacustre.
Aquí, el sonar de las bandas de viento, el baile y alegría de los asistentes hacen creer que no existe una crisis sanitaria mundial, pero los cubrebocas que portan la mayoría, -porque muchos ignoran la medida sanitaria- traen de vuelta a la realidad.
En este recinto funerario, refieren algunos familiares de difuntos, se anunció que el cierre sería a las 21:00 horas.
Otros afirman que como cada año, las familias se quedarán a velar a sus seres queridos, pues "con cubrebocas no pasa nada", y además, no creen que "después de las 12 la gente se vaya a contagiar", mencionó un habitante de Tzintzuntzan mientras encendía las velas de una colorida tumba.
Algunos, aprecian el interés de los turistas que arriban año con año, pero en medio de la contingencia por el coronavirus, consideran que hubiera sido mejor que los dejaran celebrar su tradición sin visitantes.
"Sabemos que Tzintzuntzan es un pueblo muy hermoso y cultural, y el turismo va a seguir viniendo pero por está ocasión, nos hubiera gustado que no viniera tanto turismo o que viniera de paso, porque Tzintzuntzan depende mucho del turismo", mencionó Diana Peña, quien visita a sus abuelos difuntos.
Atraídos por la colorida tradición michoacana que es conocida en todo el mundo, los visitantes ignoraron el llamado de autoridades que piden quedarse en casa, pero aseguran, lo hicieron con respeto y responsabilidad.
"Entramos quince minutos, ya vamos a la salida, sólo entramos rápidamente a ver. Es la primera vez que vengo y estoy super sorprendida, me encantó cómo viven sus tradiciones, cómo arreglan sus tumbas y el mensaje que dan con su imaginación", expresó Alejandra Aceves, turista proveniente de Ocotlán, Jalisco
A las afueras del cementerio de Tzintzuntzan, también se registra aglomeración de personas que circulan entre puestos de comida y venta de artesanías, sin respetar la sana distancia ni usar el cubrebocas.
Tanto en el camposanto de Tzurumutaro como en el de Tzintzuntzan, las entradas y salidas se instalaron por accesos separados; al ingresar se solicitó la desafección de manos con líquido antibacterial y el uso obligatorio de cubrebocas, aunque ya en el interior, algunos desacataron la medida.
Mientras los panteones de Tzurumutaro y Tzintzuntzan reciben a miles de habitantes y viajeros, en la isla de Janitzio, municipio de Pátzcuaro -otro de los atractivos turísticos en este día-, los pobladores determinaron cerrar las puertas al turismo y celebrar a sus muertos en la intimidad, como ocurría antaño.
Por: Charbell Lucio