La labor de las parteras resurgió entre 2010 y 2019, y cada vez son más las mujeres que buscan un método alternativo y tradicional para tener a sus hijos, que se suman a las de comunidades alejadas de hospitales y clínicas.
Aunque en la década de 2000 esa labor vino a menos. A partir de 2010, el parto tradicional ha tenido un auge importante en el país, no sólo en zonas rurales, sino en las ciudades.
En el año 2000, se registraban 49 mil partos atendidos de manera ancestral en México. Para 2010, la cifra se vino a menos con 26 mil partos atendidos de esta manera, es decir sin anestesia ni un médico o los servicios básicos que se usan en hospitales o clínicas.
Eso, según el sector salud, sólo era 2% de los más de 2 millones de partos que se atienden al año.
Sin embargo, a partir de ese año la cifra se incrementó hasta llegar a 17% de las mujeres que dan a luz lo hacen atendidas por parteras tradicionales en casas o lugares que no son hospitales ni clínicas de salud.
Actualmente existen 12 mil parteras tradicionales en México, y se concentran en Guerrero, Chiapas, Tabasco, Veracruz, Estado de México, entre otras entidades.
Esto en razón de que un mayor número de mujeres de comunidades indígenas tienen un parto natural, ya sea por tradición o por estar lejos de servicios de salud.
Cada partera es registrada ante la Secretaría de Salud para darle un seguimiento a los niños que nacen y extender un comprobante de alumbramiento para la documentación oficial.
Según el sector Salud, el número de mujeres en zonas conurbadas que toman esta decisión va en aumento. En 2010 se registraba 572 partos en regiones urbanas, atendidos por parteras tradicionales; seis años después, la cifra aumentó a cinco mil 493 alumbramientos.
En la Ciudad de México hay 33 parteras tradicionales inscritas ante la Secretaría de Salud; mientras que Sinaloa, Coahuila, Durango, Zacatecas, Tlaxcala, Nuevo León, Aguascalientes, tienen menos de 10 cada una.
Por Misael Zavala
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