TORREÓN. Con temor e incertidumbre, entre detectores de metales, una acuciosa revisión de mochilas y vigilancial policial, los alumnos del Colegio Cervantes regresaron a las aulas.
La vuelta a la escuela no era para impartir clases formales, sino un ejercicio para tomar el pulso del ánimo en el que se encuentra la comunidad escolar. Una suerte de catarsis colectiva.
Este viernes se cumplió una semana de que un estudiante de sexto ingresó al plantel con dos pistolas, con las que disparó y causó la muerte a una maestra, heridas a seis personas y luego se suicidó.
El reencuentro era necesario. Cruzar las miradas compañero a compañero, intercambiar abrazos y comentarios, era parte de una descarga emocional que durante siete días estuvo contenida.
Desde antes de la hora de entrada, las inmediaciones del colegio estuvieron fuertemente vigiladas por policías y los niños, acompañados por sus padres, empezaron a llegar después de las 7:00 horas, aunque ahora, antes de ir a sus salones, tuvieron que pasar por tres filtros de seguridad.
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Primero, la exhaustiva revisión de mochilas; luego, pasar debajo de aparatos que nunca habían visto ahí y que encendían una luz verde para permitirles el ingreso.
Personal del mismo colegio colaboró también para el tercer filtro, en el que a los alumnos les desplazaban por el cuerpo una paleta que también detecta metal.
Algunos papás aseguraban sentirse tranquilos con las medidas, pero otros todavía manifestaban temor después de lo ocurrido.
[caption id="attachment_823854" align="aligncenter" width="3000"]“Vi un ambiente positivo, aunque todavía con mucho temor; los padres piden que los apoyemos con psicólogos para sus hijos y que garanticemos su seguridad”, señaló el gobernador de Coahuila, Miguel Riquelme Solís.

Los padres temen que las secuelas mentales de la tragedia puedan permear en sus hijos y es por ello que han insistido en que continúe el apoyo psicológico. Incluso, el titular de la Secretaría de Salud de Coahuila, Roberto Bernal Gómez, aseguró que se detectaron síntomas de depresión en muchos alumnos y algunos requerirán que se les siga brindando apoyo psicológico y, en casos específicos, de corte psiquiátrico.
Algunos alumnos acataron la recomendación que hizo la dirección del colegio de utilizar mochilas plásticas transparentes.
El lunes, los docentes ahora sí podrán retomar los planes de estudios de manera normal, aunque se van a mantener los dispositivos de seguridad de manera permanente, pues a raíz de la tragedia del 10 de enero esta escuela ya no es la misma.
POR ALEJANDRO MONTENEGRO
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