Cuando hablamos de pobreza, seguramente lo primero que se nos viene a la mente son muchas imágenes de comunidades rurales, indígenas o pequeños municipios perdidos en medio de la nada y a cientos de kilómetros de una ciudad.
Sin embargo, luego de haber visto qué significa pobreza para CONEVAL en el capítulo de anterior de 'Hablemos de pobreza', se puede afirmar que la pobreza ya no es tan rural como antes; aquí te dejamos los datos para romper con algunos mitos.
Conoce más sobre los mitos de la pobreza en el podcast de 'Hablemos de pobreza'
Los datos del Coneval y del INEGI demuestran que 7 de cada 10 personas que viven en situación de pobreza viven en un espacio urbano. Esta afirmación se da al cruzar la cantidad de localidades con población mayor a 2 mil 500 personas -que es la cantidad a partir de la cual un espacio se considera urbano- con la cantidad de personas que viven en situación de pobreza en esos lugares.
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¿Dónde se encuentra localizada la pobreza urbana?
La imagen que mejor representa la pobreza en las ciudades es la de los asentamientos populares. En estos viven miles de personas que, estando dentro o muy cerca de las grandes metrópolis de México, no tienen las mismas condiciones para desarrollarse que sus vecinos de colonias regulares.
En la Ciudad de México, por ejemplo, se tiene registro de más de 800 asentamientos populares. Muchos de ellos -a pesar de ubicarse junto a zonas residenciales con todos los servicios- viven sin agua, luz, drenaje y en casas precarias que ponen en riesgo la vida de familias enteras.
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Los asentamientos populares son la máxima expresión de la desigualdad urbana. Apenas por unas cuadras o unos kilómetros, encontramos en ellos a familias en pobreza, que son excluidas por vivir en algún predio en particular y que son discriminadas en su acceso a derechos.
En muchas ciudades como la Ciudad de México, Querétaro y Guadalajara, unos cuantos metros y una barda marcan la diferencia entre si se les respetan sus derechos o no.
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Si bien existe mucha pobreza y muy aguda en las zonas rurales del país, hay que hacer mucho énfasis en que por la urbanización que vivió México de los años 70 a la fecha, el fenómeno de la pobreza también se urbanizó.
¿Qué podemos hacer para tener ciudades más justas para todos?
El paso número uno está en reconocer a la pobreza urbana como una problemática muy particular, grande y prioritaria para atender. Debemos conocer el problema, estudiarlo y analizarlo.
Visitar los asentamientos populares de las ciudades para entenderlos y tomar acciones en conjunto con los vecinos que habitan en ellos para que, por sus propios medios, pero con un empujoncito, vayan construyendo socialmente sus comunidades.
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