La candidata a la presidencia nacional del PRI, Ivonne Ortega Pachecoabrió las puertas de su vivienda en su natal Dzemul para, según dijo, transparentar en qué condiciones vive y cómo se mantiene, “pues la militancia ya no quiere más casas blancas de la cúpula, eso les ha hecho mucho daño, que señalen a todos los priístas de ser corruptos por esos escándalos”.
Entrevistada en la cocina en donde sirvió empanadas y codzitos a sus invitados, explicó que la casa en la que vive con sus familiares y su hijo Álvaro Humberto, de seis años de edad, le fue heredado por su abuelo Álvaro Pacheco Solís desde niña, a través de usufructo vitalicio. Cuando cumplió la mayoría de edad, le entregaron las escrituras.
Aseguró que siempre ha vivido ahí, en el pequeño pueblo de Dzemul, ubicado en el corazón de la exzona henequenera de Yucatán, en las misma casa en donde la familia tenía hace muchos años una panadería y una tienda llamada “La Sin Rival".
Con el paso del tiempo, relató, la fue remodelando y ampliando con más recamaras para que sus hermanas, tías, sobrinos y su difunta madre Isabel Pacheco Graniel estuvieran más cómodos. Actualmente la habitan aproximadamente once personas y tiene seis perros, un gato y hasta un cerdo de mascota.

Aseguró que los acondicionamientos a esa casa de más de 120 años de antigüedad las realizó con el dinero que ha ganado como empresaria porcícola y por los puestos de representación popular que ha ostentado, pues además de gobernadora ya fue alcaldesa, diputada local y federal y senadora.
“Decidí quedarme vivir aquí porque es el regreso a mi origen, a la realidad, no podía quedarme atrapada en una burbuja y olvidarme de la situación socioeconómica en la que vive mucha gente con la que crecí, a la que sigo viendo y con la que me llevo hasta hoy día”, indicó.
Las paredes de la casa están adornadas con cuadros que le regalaron amigos suyos o de los pobladores de los municipios con los que trataba cuando fue gobernadora de Yucatán. Aseguró que nunca ha comprado piezas de arte, más bien presume los dibujos de personajes de caricaturas que pintó su pequeño hijo, que decoran el pasillo principal.
Eso sí, tiene muchas fotografías suyas acompañadas de su madre fallecida, de episodios que considera importante en su carrera política y hasta de su etapa de embarazo.
En el patio tiene una ceiba de gran tamaño, árbol considerado como sagrado para los mayas, en donde enterró el “tuch” (ombligo) de su hijo Álvaro Humberto, costumbre tradicional muy arraiga en las comunidades yucatecas.
“En este proceso interno del PRI tenemos que mostrarnos ante la militancia cómo somos, cómo vivimos, con quién, cuál es nuestro modo de vida, de qué manera nos mantenemos. Es momento de transparentar todo, ojalá que Alejandro Moreno también abriera su casa para que conozcamos cómo es y la militancia nos compare”, sostuvo, al retar de nuevo a su contrincante.
Al ser cuestionada sobre la situación política que atraviesa su partido, Ortega Pacheco declaró que los militantes están muy enojados y molestos no sólo por los actos de corrupción de quienes forman parte de la cúpula, sino porque se sienten utilizados y no son tomados en cuenta para los puestos de elección.
Por esa decepción, calculó que únicamente saldrán a votar entre el 15 y el 20 por ciento del padrón de afiliados en la elección interna del 11 de agosto, situación que podría usar al que llama “candidato oficial” para cometer fraude.
En ese sentido, dijo que existe el riesgo de que la estructura de Alejandro Moreno “tache boletas y rellene urnas”, de ahí que se dio a la tarea de buscar representantes en las 6 mil 346 casillas que se instalarán en todo el país “y evitar que nos roben la votación”.
Cuando se le preguntó sobre el futuro del PRI, declaró que “veo que el vehículo que tenemos todos los priístas para transportarnos a los puestos que aspiramos tiene las llantas ponchadas, la caja de velocidad está quebrada, la guía está chueca y el camino es inestable. Sino componemos ese vehículo para las elecciones del 2021 no vamos a ganar nada”.
Ivonne Ortega informó que tiene otra vivienda en Mérida de dos recamaras y una casa de playa en el puerto de San Crisanto, ubicado a pocos kilómetros de Dzemul.
Por: Herbeth Escalante
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