Motivan a campesinos

El programa federal ha logrado que agricultores no migren a otros estados

Sembrando Vida ha evitado la migración de 30 por ciento de los agricultores de Yucatán que viajaban a Quintana Roo, en aras de obtener mayores ingresos laborando como albañiles o en el sector de servicios, de acuerdo con cálculos proporcionados por facilitadores del programa que se lleva a cabo en dicha entidad. Hasta ahora, se han entregado 4 mil 850 tarjetas en Yucatán, que junto con otras 18 fue seleccionada para reactivar la agricultura orgánica, a través de la siembra de árboles frutales y maderables intercalados con una milpa en la que se pueden sembrar hasta 10 productos, entre ellos, variedades de maíz, frijol, calabaza y sandía. Rodolfo forma parte de ese 30 por ciento. Hasta 2018, cada semana viajaba a Cancún para ejercer su oficio de albañil. Al mes ganaba un promedio de 10 mil pesos. Cuando cambió el gobierno le ofrecieron reactivar las hectáreas de su ejido a través de Sembrando Vida. Ahora recibe 4 mil 500 pesos mensuales (el apoyo es de 5 mil, pero 500 se ahorran) y no gasta más en hospedaje, comida y transporte para trasladarse. "Este es un trabajo de 6 a 12 del día. La albañilería es todo el día. Ahorita ya sembré elotito, calabacita, ibes (una especie de frijol), me da gusto hacerlo, aprender otra cosa", aseguró este ejidatario de Cuauhtémoc, una comunidad del municipio de Izamal, Yucatán. "Uno no tiene necesidad de ir a Cancún a trabajar y dejar allá gran parte de sus ingresos. Ahora se quedan en el municipio, además, Cancún ya está muy peligroso", indica Erick, del municipio de Cuncunul. Para Braulio Argüelles, facilitador del programa en Yucatán, mantener a los campesinos en su tierra entraña beneficios adicionales: "Ahora ellos se involucran en la resolución de conflictos y en las necesidades de su comunidad".

ENTRE LA QUEMA Y EL APOYO ATRASADO

Para ingresar al programa hay condiciones: no usar semillas transgénicas, pesticidas ni fertlizantes químicos. La quema y la tala están prohibidas. Sin embargo, este diario pudo observar zonas que aún son quemadas por los agricultores. Presuntamente, no son áreas incluidas en Sembrando Vida. "Nos está dando un poco de trabajo. En Procampo (programa social de la administración pasada) yo tenía que sembrar dos hectáreas y podía quemar. Ahora debo limpiar y es difícil sin quemar", reconoce José Antonio, quien ha sacado adelante a su familia con el trabajo agrícola. El alejamiento de esa forma de sembrar (empleada en la época maya) no es el único contratiempo que han enfrenatado los campesinos.También vivieron el atraso de apoyos: "Los primeros sí se atrasaron. Ya están llegando normales", dijo Concepción Cué, otro de los sembradores. Por Nayeli Cortés
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