El programa de desarme en la CDMX suma 3 mil 499 piezas, entre las que destacan 406 armas largas, 218 granadas y seis cartuchos de dinamita.
En medio del silencio que impera en el atrio del Exconvento de San Pedro Apóstol, un joven de 28 años llegó al módulo de desarme voluntario.
De su mochila sacó dos armas cortas (.9 milímetros y calibre .32), más algunas municiones útiles.
Nadie le preguntó su nombre ni la procedencia de los artefactos. Los expertos las revisaron y, de acuerdo con el tabulador del programa Sí al desarme, sí a la paz, le entregaron 5 mil pesos por cada una.
Enseguida, las dos armas fueron entregadas a integrantes del Ejército, quienes las destruyeron a la vista de todos.
El éxito del programa descansa en una combinación de esfuerzos entre el gobierno, Policía, Ejército e Iglesia católica, pues los módulos se colocan en los atrios para dar más confianza al ciudadano de entregar sin ser investigado, tal como ocurrió el jueves con el joven que llegó al templo del Barrio San Miguel, en el centro de la Alcaldía Tláhuac, territorio que en los últimos años ha sido asolado por el delito y crimen organizado.
Para dar el banderazo de salida en este módulo, que atenderá hasta el 24 de julio, se reunieron las distintas autoridades como el coronel de Infantería, David Ramírez Piñón, y Francisco Efrén Castellano, párroco de San Pedro Apóstol.
La directora general de Gobierno de la Ciudad de México, Adriana Contreras, responsable del programa, dijo que las armas canjeadas en los últimos meses son dignas de un arsenal que sólo evocaría a un lugar donde hay guerra o un conflicto bélico.
Y es que han destruido fusiles de asalto, pistolas calibre .9 milímetros; granadas de instrucción, fusiles automáticos calibre .223; armas R15, así como granadas de fusil y de mortero activas.
Contreras hizo un llamado abierto a los habitantes de Tláhuac para que entreguen sus armas y también evitar los disparos al aire como parte de los usos y costumbres en las fiestas patronales.
“Tener armas de fuego en las casas no es una garantía de que una persona se pueda defender, por el contrario, es un gran riesgo que enlutaría a muchos hogares”, expuso.
La subprocuradora Margarita Vázquez expuso que los ciudadanos pueden participar sin ningún temor en el canje.
“Las personas entregan sus armas sin ninguna investigación o represalia, o investigación sobre la procedencia de estas”, aseguró.
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Por Manuel Durán