Cientos de migrantes que siguen entrando a México por la frontera sur, pasarán la navidad en algún parque o en algún albergue de Chiapas, y si tienen suerte cenarán algo diferente. Esto no será posible para Robert, de 23 años de edad, quien llegó desde Honduras, junto a sus dos hijas y su esposa el pasado mes de octubre.
Entró a Chiapas por Frontera Corozal. No tuvo problemas para cruzar el río Usumacinta que divide a México de Guatemala. Se trasladaron a Tuxtla Gutiérrez para comprar los pasajes de autobús a la Ciudad de México; pero en un retén, antes de salir de la capital chiapaneca, agentes de migración los detuvieron y fueron llevados a “La mosca”, que funciona como una extensión de la estación migratoria Cupapé.
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Estuvimos dos meses, nos daban de comer frijoles echados a perder y huevos de todos colores y olores; y mi hija resultó con Salmonela”. La niña fue medicada nada más con paracetamol para controlar la fiebre.
“Hace unos días exigimos salir y la llevamos a un hospital”, relata Robert a El Heraldo de México.
En vísperas de la navidad, la pequeña de dos años de edad fue intervenida quirúrgicamente y tendrá los intestinos por fuera por varias semanas debido a la complejidad de su diagnóstico. Tendrán que permanecer -al menos cuatro meses más- en esta ciudad.
Robert solicitó al Instituto Nacional de Migración (INM) la visa humanitaria, pero le dijeron que regrese el próximo 2 de enero, pues el personal estará de vacaciones.
Durante una semana, Robert ha vivido a las afueras del hospital junto a su familia, soportando temperaturas de menos 15 grados centígrados y cuidándose de las detenciones arbitrarias por tener la piel oscura -lamenta-.
Recuerda que en “La mosca” aún permanecen unos 80 migrantes de distintas nacionalidades, durmiendo entre cobijas que “nunca se han lavado”.
Dijeron que para la noche buena nos darían pollo, pero agradezco no estar dentro de ese lugar, porque seguramente será comida echada a perder, porque a nadie le importan los migrantes”.
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La migración no se ha detenido en ninguna de las fronteras. Encargados de algunos albergues, señalaron a El Heraldo de México que el flujo migratorio no ha disminuido pese a la vigilancia en varios puntos de la línea fronteriza entre Chiapas y Guatemala.
POR JENY PASCACIO
eadp